miércoles, 30 de diciembre de 2009

Andate ya

Andate y no vuelvas, no te necesito, no te quiero. Esta vez sentí que fue larga tu estadía o al contrario me pareció un suspiro. No se si fuiste bueno, pero menos si resultaste brillante.

Te odie a la misma forma en que te ame. Me sentí vacía, me dejaste sin llena de nada. Aunque si lo pienso mejor, antes lo habías hecho más cruelmente.

Salí y no regreses: no quiero verte (¿lo comprendes?), quiero estar sola o en compañía de ese sucio amigo tuyo. Ojalá no suceda que termine teniendo similitud con vos.

Mi mente solo medita que seguro voy a llorar cuando te despida. Si, la nada llora (aunque no lo creas). Llora por lo que no fue y no será, por estar siempre igual, sin cambios, sin rumbos, sumergida en una ruta en donde hay dos caminos y no sabe cual elegir.

Tal vez el sucio (tu amigo) me ayuda a que no llore tanto, a que no piense tanto en ciertas cosas

( si a eso que viene con vos siempre los llamo así) y a que viva mal o bien, pero viva.

Vos ni si quiera intentaste eso: ¡no lo lograste idiota! ¿Te duele esa palabra? Ni me interesa. Vos me la repetiste todo el tiempo, todas las horas, los minutos y segundos hasta llegar a obtener momentos insuperables de fastidio.

Chau. Por nada del mundo vuelvas. Y si retomas nuevamente el camino del regreso, no me busques por que seguro que no estoy. Saludos no cordiales desde algún lugar.

martes, 15 de diciembre de 2009

Super.... Supercheria!

En el otro blog(http://www.elvirusdelmiedollego.blogspot.com/ ) los recomendé, aquí un vídeo y su página y demás para obtener su música si les gusta: http://supercheriarock.com.ar/

miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Muerta en vida?

Por Arenales esta el viejo encorvado, si aquel que tiene las manos mustias y el cuerpo agobiado, fatigado, cansado de tanto esperar a la vida. ¿Pero entonces que ocurrió todos estos años? ¿Absolutamente nada? No lo se. Nunca obtuve esas respuestas ¿será por que tampoco se lo que aconteció en la mía? Puede ser, quién sabe…
Muchas veces no es precisamente a la vida lo que se espera, si no a la sucia o brillante muerte; ¿pero si estamos muertos en vida?
Tal vez para el viejo Demetris esa era la cuestión ¿y si para mí también era lo mismo?
Hoy me sentía observada por una muchedumbre que no conocía. Vivo aquí hace exactamente seis años y se absolutamente todo de este inmundo barrio: las habladurías de la gorda de la esquina, las peleas de don Rogelio por que le salio más cara la verdura que le vendió Oscar comparada con la de ayer, las penas eternas de Norma, los fantasmas del solitario y reservado Ezequiel, y las oscuridades del viejo encorvado que sólo sabe arreglar relojes. Si lo se absolutamente todo, a diferencia del resto que- creo- saben unas minucias de mí. Mamá siempre me decía: “no hables con extraños”, bueno para mí lo son. Como dije vivo hace seis años en este sitió y no se más que las tonteras contadas hace apenas unas líneas atrás.
Igual hoy era distinto. Había en el ambiente algo extraño: ¿Cómo podía ser que la gorda de la esquina no me reciba y me cuente algún chisme? o ¿Cómo resultaba que esta vez Norma llorara más fuerte que otras veces pero que ni si quiera se atreva a contarme la causa de su llanto? ¿Habrá percibido que detesto cuando me habla? Muchas preguntas y ninguna respuesta. Yo en tiempo seguía caminando sin darle demasiada importancia a todo lo que acontecía a mí alrededor. Aunque todo me generará como un cambio: sentía estar en otro lugar y no en el mismo que hace seis años, ¿estaré enloqueciendo? Puede ser…la gorda de la esquina ayer me dijo que yo terminaría entrando en la locura como mi padre….
Era como explicarlo…. Había otra gente. Un viejo canoso perseguía a Norma. No lo conozco; ¿quién era? y ¿Por qué ella no le hablaba y ni lo registraba? ¿Por que ahora me miraba a mí con esa mirada penetrante e intimista? Sentía que quería atacarme…aunque todo cambio cuando traspaso por sobre mi derecha: era él único de los allí presente que me atinó un amablemente saludo junto con una sonrisa en su rostro y pronunciando con leve voz: “que felicidad ya no estoy solo aquí” ¿Por qué resultaba esto? Aún no lo se. Como fui carcomida por mis dudas y mis miedos; comencé a acelerar mi marcha. No veía hora de llegar a tomar al subte y así radicar todos mis temores de un viernes temprano. Tal vez una vez allí todo volvería a la normalidad ¿hay algo anormal?
Intente bajar la escalera para tomar el metro pero algo me lo impedía. Demetris me llamaba desde su local de relojes:
Demetris- Acércate aquí.
Yo- ¿Le sucede algo?
Demetris- Si, quiero que me cuentes como es todo por allí. ¿Es igual que acá?
Yo (atónita y confundida)- ¿De que me habla? No lo entiendo….
Demetris- ¡Vamos! Hace mucho que quiero saber como es…a mi edad ya pronto me va a tocar… ¿te encontraste con ese viejo canoso?
Yo (asustada)- Si lo registre hace unos minutos atrás ¿quién es?
Demetris- Ahora te digo. Espera que esta entrando gente y no quiero que me vean hablando sólo.
Yo- ¿Cómo hablando sólo? ¡No lo entiendo! Me tengo que ir a trabajar.
Demetris- Anda… aunque dudo de que puedas realizarlo….
Y así salí….con apuros, con temores, miedos y un inmenso dolor que atravesaba mi alma. Todo era tan extraño. Nada era real. Y ¿si no lo era de verdad?
¿Estaré muerta en vida?

viernes, 30 de octubre de 2009

Plan B: Historia de un Asesinato.(Julia, JL, Ernesto)

Es raro y difícil de explicar por que seguía con los dos, por que amaba los dos. ¿Los amaba? No se.
Ernesto al tiempo-a los meses- voló nuevamente hacía Inglaterra. Yo me quede aquí con JL sin animarme a soltar mis alas con él. No era cuestión de abominable cobardía, yo aún moría por los ojos de JL, el era todo para mí.
Al año siguiente fuimos nosotros los que nos aparecimos en Inglaterra. No era sólo por ver a Ernesto, aunque de algún modo igual lo sería también. Se trataba de un gran premio que recibiría JL por un escrito que había generado revolución en el mundillo de las letras. Para ese habitáculo era una pieza nefasta de superar y los críticos sólo presentaban halagos a lo realizado por ese gran hombre-¿mi? Hombre.
Al llegar fuimos recibidos por él quién falsamente felicito a su “amigo”. Yo lo sabía; aborrecía su presencia y más aún sus letras. Detestaba profundamente que fuese tan perfecto aquel ejemplar y que encima le gustase.
En territorio inglés volvimos a fundir nuestros cuerpos, tal como lo hacíamos en Buenos Aires. Era una gran verdad que me gustaba. Si Ernesto, me generaba cosas que hacía tiempo no sentía con Jorge Luis, paradójico cuando el me propuso escaparme yo no acepte, no quise hacerlo. Temía o creía amar JL, aunque ahora que lo medito mejor, no se si es amor lo que sentía (siento) por él, son tantos años juntos haciendo la misma rutina una y otra vez, viviendo los mismos actos, resistiendo sus luces y oscuridades. ¿Tal vez el tiempo transformo el amor en amistad? Puede ser. El tener un contacto físico no significa tener amor. Tarde me di cuenta que lo físico puede llegar al punto de amor, tarde, demasiado.
Era una tarde nublada de aquí- casi siempre Inglaterra padece de nefastos días grises- cuando decidí tomar cartas en el asunto y tomar la decisión más difícil de mi vida: dejar JL.
Quedarme aquí para siempre, eternamente, sin pensar un segundo en todo lo que puede llegar a suceder.
Me pedí mi té. Estaba nerviosa, inquietante. No se por que le tenía miedo a Jorge Luis. Es que era tan duro cuando se enojaba…. Aunque yo jamás padecí su enojó su gran amigo Adolfo me decía que yo era su calma, su paz: el mundo podía derrumbarse, caerse en mil pedazos, pero para él yo era su paz.
Tal vez por eso, era mi profundo dolor. ¿Cómo se le dice a alguien que ya no se lo ama más? ¿Cómo?
JL- Estas nerviosa. Cuando mueves muchos las manos es que lo estas….
Julia- Puede ser. Un poco, tal vez. Te traje aquí para hablar. Para que hablemos. ¿No te parece que tenemos que hablar?
JL- ¿hablar? ¿De que? ¿De tus engaños?, ¿Tus mentiras? O mejor, no hablemos de tu amado lunar izquierdo….
Julia- No te violentes. Te hace mal. No es todo así.
JL-No me violento. ¿Qué creías que no lo sabía? Lo se desde la primera vez. Pero resiste por que te quería. Te quiero, en realidad.
Julia- Tranquilízate. No quiero que cometas locuras.
JL- No, si crees que voy a matar a tu lunar izquierdo no lo hare. (lo medite muchas veces, pero luego me di cuenta que esa no era la solución: por que vos lo seguirías amando). Aparte tuve la tonta ilusión de que tu amor hacía mi era real cuando decidiste no viajar con él.
Julia- Pero yo a vos te quiero.
JL- Querer no es lo mismo que amar……Me quiero ir de acá. Aunque llueva, quiero caminar. Así te conocí y así me quiero despedir y dejarte libre, si en libertad. De nada sirve amar sin ser amado.
Julia- Caminemos entonces.
Ya en el camino, luego de grandes momentos de silencios y vacíos profundos, comenzamos nuevamente hablar, aunque yo me encontraba algo taciturna. Quizás tal vez por lo extrañoque resultaría caminar junto a él las calles de Bath en una forma casi de despedida, no se bien como llamarlo.
Luego fuimos al hotel él se dirigió a la habitación, y yo me quede sola abajo apreciando la vista maravillosa que tenía en el gran ventanal. Al tiempo de estar allí el conserje me comunica que tenía un llamado, cuando lo atiendo la voz era de Ernesto que me preguntaba como había salido todo y como lo había tomado JL le dije que lo sabía para mi sorpresa y que supo entenderme y dejarme en libertad, su voz sonaba contento, a lo que me contesto que de igual manera existía el plan B por si no se llegaba a solucionar….
Julia- ¿Perdón que es eso de Plan B?
Ernesto- Nada importante. El título de mi próximo libro. Plan B: Historia de un asesinato.
Julia- ¿Qué? ¿Lo pensabas matar? Espera un segundo, no entiendo por que aquí todos gritan.
Conserje- Man was killed in the Suite 202.
Fue en ese momento que el teléfono se derrumbo, del otro lado sólo se escuchaban risas. Yo me encontraba atónita, confundida, sin poder entender absolutamente nada. Me dirigí a la habitación y allí lo vislumbre tirado en la cama ensangrentado con una bala en su pecho. Todo era tan extraño. Al día siguiente llego Adolfo, sorprendido se consumió en el dolor, el mismo que sentía yo. Pero a diferencia, mi llanto y tormento tenían una alquimia de culpa, sentía que era yo la responsable de su suicidio. Ernesto también estaba allí, pero casi de forma autómata ¿sería por el impacto de semejante noticia? ¿Se sentiría culpable él también? La verdad que no lo se. No quise quedarme allí.
A las semanas volví a Buenos Aires. Me instale nuevamente en mi casa recordando sus fotos, sus olores y releyendo sus perfectos libros.
Y así fue que paso casi un año de su muerte, poco supe de Ernesto algo perdido por algún rincón. Hasta que me llego una carta él contándome lo maravillado que estaba con su nuevo libro y lo fantástico que le estaba yendo en Europa, en su carta decía que me esperaba y que me mandaba un ejemplar de aquel libro, que para la crítica era inalcanzable, su título era Plan B: Historia de un Asesinato.
Al leerlo lloré, grite, sentía una gran impotencia en mi alma. Pero igual de todas formas intente contestar su carta respondiendo: “Hermoso libro, hasta el final no sabes quién lo mato o si se suicido” muy bien por vos, aunque todavía te falta llegar un largo trecho para escribir tan perfecto a como lo hacía JL”.

domingo, 4 de octubre de 2009

LA voz


Creo que las palabras no hacen falta, algo dije por ahí..... Gracias Mercedes!

domingo, 23 de agosto de 2009

Instrucciones para subir una escalera

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso. Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie). Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
Genial...el señor Cortázar

martes, 21 de julio de 2009

¿Quién mata a quién?.La parca esta cerca

Julia mata a Ernesto. No, mejor Ernesto mata a Julia. No, JL los mata a ambos.
Dudas. Quién sabe...tal vez no sea ninguno de ellos. Pero lo que si esta cerca es la parca. Y no se sabe su destinatario, por que ésta se caracteriza por ser muy impredecible.

miércoles, 8 de julio de 2009

Hoy todo es pregunta.


A la espera, que pronto llegará, para poder saber que sucederá con Julia JL y Ernesto les dejo buena música para sus finos oídos. Algo así como meditados-o no tanto- placeres. Creo que de eso se trata….
Julia se preguntaba si existía la vida más allá de la muerte, yo me pregunto lo mismo, o mejor aún les pregunto a ustedes: ¿existe la vida tras la muerte? No se si se obtuvo respuestas en JL o Ernesto o tal vez sí….quizás. El interrogante queda abierto.

Por que hoy todo es pregunta.

miércoles, 1 de julio de 2009

Julia: JL y Ernesto, Tu lunar Izquierdo (I)

Para poder reflejar algo de éste sitió que me cobijó desde niña diría que sería algo así como El Aleph planteado por Borges. Era extraño. Eran tantos lugares y al mismo tiempo uno sólo.
Todo comenzó un ocho de julio. Yo llegaba de la universidad con el uniforme aún puesto. Baje del tren y me dirigí a ese habitáculo que supuestamente era mío. En mis odios sonaba Carlos Gardel. Y el crepúsculo daba un aire de misterio al ambiente. En donde habitaba el frío.
Llegue y sentí la soledad. Si la volvía sentir como cuando era pequeña y corría en el parque para que nadie-en mi mundo imaginario- me atrape. Me deslizaba fugazmente sobre el pasto humedecido intentando arribar a quién sabe que lugar. Cuando era niña soñaba que me perseguían y que siempre alguien me estaba esperando. Ahora que ya pasaron exactamente treinta años, tengo la misma impresión. Presiento que me esperan, me buscan. Y que están al acecho de capturarme.
¿Quién me quisiera atrapar? No suelo considerarme demasiado importante para que alguien sea merecedor de mi visita. Más bien me veo casi en forma lóbrega. Abominable.
Al rato deje de pensar en eso. Y me dirigí al piano, aquel de denso negro oscuro, con finas teclas blancas. Me fui hacía allí, para poder sentir la música, volar y volar. Esto también me acompañaba desde chica. El piano me alejaba de todo y de todos. Como ahora. Igual pero distinto. Mientras intentaba penosamente tocar alguna melodía, mis pensamientos fluyeron hacía Jorge Luis. En este momento Jorge Luis era sinónimo de sangre. Al rato mi mente dijo un horario; las cinco de la tarde en punto. La hora exacta para un te. Y cuatro horas más tarde yo sentada aquí. ¿Por qué pensaba en eso? No lo sé, o si lo sabía. Ya lo dije, el piano me hacía olvidar de todo como cuando era pequeña. Como ahora pero distinto.
Incansablemente seguí con el piano, con fuerza y dolor no dejaba respirar ni una tecla del mismo. Las hacía doler. Su tortura era mi felicidad.
Al rato mi mente segó que siguiera tocando. Cesé por algunos instante y me tome el té, si el mismo que tendría que haber pertenecido a las cinco de la tarde. Era igual a ese té pero distinto.
Jorge Luis seguro lo tomaría con un poco de azúcar. Yo amargo.
El día que conocí J.L estaba en la esquina de Santa Fe y Callao. Allí lo miré por primera vez. Con sus ojos marrones, su barba al ras y sus anteojos negros. Me acuerdo que llevaba en su mano izquierda un cigarrillo que nunca fumaría. Yo caminaba la calle, cuando tontamente me tropecé en sus finos, y lánguidos brazos. Ese fue nuestro primer té de las cinco de la tarde en punto. Nos reímos y lloramos de nuestras vidas pasadas para luego intercambiar teléfonos.

Ya al tiempo convivía con él aquí. Si en este lugar que se asemeja- o no- al Aleph descrito por el genial J.L.B.
De esa especie de encuentro imprevisto que derivo en la convivencia ya pasaron ocho años. Parecía una historia inverosímil, pero era tan real.
Nunca pensamos en formalizar. No tenía idea algún si la frase: hasta que la muerte nos separe era la correcta. Ahora diría que si. Quién sabe.
Luego de un período de estar con él (para ser precisos luego de tres años de estar juntos aquí) conocí a Ernesto. Él era muy amigo de J.L. Y hacía tiempo que vivía en Inglaterra.
Ernesto era un hombre no demasiado alto con ojos de color gris, de poco pelo, y mucha barba que a veces tapaba su hermoso lunar de su sector izquierdo. Ernesto era un gran licenciado en letras. El tenía éxito por allí. Pero creo que no se si superaba a J.L. Ambos eran “falsamente amigos”, se la halagaban cuando se veían, se telefoneaban una vez cada quince días, pero cuando no se encontraban se mataban. Ellos se conocían hacía más de quince años. Habían realizado juntos la carrera de letras. Aunque la suerte era distinta, J.L. era reconocido en casi todo el mundo. Ernesto no tanto.
Fue una noche de verano cuando el hombre del lunar del sector izquierdo me convido una copa de tinto. Me sonroje por los piropos entregados por Ernesto. Siempre dije que su alma era la de un seductor. El tenía un buen sentido del humor, distinto a al del JL., que lo fue perdiendo con el paso del tiempo. Igual así como era lo amaba y lo idealizaba también en gran medida.
Paso un mes de aquella copa. Ernesto seguía de visita por estos pagos. Y solíamos salir los tres por las callecitas de Buenos Aires. A mi me gustaba caminar por corrientes, verla iluminada y con gente-aunque suene paradójico-me generaba paz.
Y también paso un mes de aquel papel casi arrojado por mí en la basura que encuentro en mi tapado gris topo: “No digas no, mi corazón no resiste esa respuesta. Te espero a las cinco de la tarde en Rodríguez Peña al 600. Tu amado lunar izquierdo".
Dude demasiado en asistir. Yo no quería traicionar a JL, pero hay cosas y momentos que no se pueden resistir. Y así fue que me dirigí: a lo incierto, inseguro, con la suma de todos mis miedos.
Pero con la ganas probar lo prohibido, de rozar los límites.
Mintiéndole a JL tuve mi primer encuentro con Ernesto.
Ese era el primero de la larga historia casi sin fin, casi.
Continuará…………..

miércoles, 17 de junio de 2009

Chau, puto lindo!


No caigo, me estaba yendo. Estaba nerviosa, los parciales suelen ponernos de “ese modo”, de fondo Matías hablaba, hasta que “dijo eso”, y quede sin respuesta, vacía, y en silencio.
Me fui a la facultad rendí el parcial. Salí y pensé, y ¿ahora? Me subí al colectivo, y puse nuevamente la 95.1, la música sin palabras era lo mejor para ese momento. Llegue a casa y mire la tele y escuche voces, opiniones y la palabra grande que aparecía en cada uno.
Al rato medite y supuse que muchos me tratarían de estúpida: como te puede generar tristeza alguien que ni conoces, que sólo ves tras una pantalla, arriba de un escenario o escuchas escondido en el dial. Mi mente siguió con ese pensamiento. Pero lo deje fluir; los estúpidos son lo que lo dicen.
La radio es esa magia que te genera reírte, gritar, llorar, emocionarte, y por sobre todo volar: imaginar otra cosa.
Mis mañanas-desde hace un tiempo ya- empezaban así y continuaban en mi trabajo. Tratando de que no se escape la sintonía de Roberto Flores, de Martín Revoira Lynch, La Mega, Palito, Mario Modesto Sabino y tantos otros….eran tantos y la vez era uno sólo. Me duele pensar que hasta el miércoles pasado todo sonaba igual, y que nada se movería de lugar, ni de sitio.
Ahora, ya no todo es lo mismo, es diferente. Me siento rara, presiento que mañana me voy a despertar y Roberto Flores va estar ahí hablando. Es difícil de explicar y entender que alguien que uno ni conoce, genere la tan gran importancia.
No se que más decir .Creo que el gracias es para el señor. Y ya veremos que resulta mi amanecer sin su voz……
Y por favor todos los que están arriba no se olviden de gritarle puto lindo, por que la vergüenza no es ser puto, sino la vergüenza es……

sábado, 30 de mayo de 2009

Derecha, izquierda, derecha, izquierda: Capítulo II. Fin



Lo exportable,ya estaba casi empaquetado. Era nuestra última noche en los Aires Buenos diría, Don Héctor, mi abuelo. Tenía miedo. Todos temíamos por el viaje. La incertidumbre, lo incierto, el desconcierto. Esa fue la noche más cruel de mi vida, en casa había fiesta: un simulacro de despedida para “mis hijos” que se van a “perfeccionar” sus estudios a Londres. Era una noche cálida de primavera, estábamos todos en el jardín grande de casa. Corría la medianoche cuando papá levantó levemente su voz y una copa para pedir un “orgulloso aplauso” para mis “amados y queridos” hijos. Todo era tan irreal, y la tía Claudina que se emocionaba con las palabras de su hermano, sin saber nada, pobre.
Recuerdo que Tobías toco el piano y mientras tocaba lloraba de emoción, diría la abuela Ana, pero no; era de tristeza: Luna se quedaba aquí.
El domingo partimos temprano para Ezeiza todos juntos; “la gran familia” pasamos por el club, los chicos pensaron el nunca más de los martes, jueves, y sábados, de la lluvia, el barro, y de los colores blanco y negro, que jamás volverán a vestir, yo también pensaba en eso. Pensé en mis tardes de punteras y lógico también en hacha.
El avión salió, todos nos fuimos menos Inés. Ella se quedó, pudo no quedar “atrapada”.
Se evaporaron las horas y llegamos a Londres.Siempre soñé con esta ciudad, pero no de esta forma.
Ya hace más de seis meses que estamos acá, y poco se de mis padres. De hacha no tengo noticia alguna.
Las cartas que supuestamente me mandó nunca me llegaron.
El tiempo pasó y era nuestra primera navidad solos, alejados de la realidad. Recuerdo esos días todos esperábamos alguna correspondecia, yo de hacha y Tobías de Luna. La cena era trágica, triste, desolada, aunque tenía una mezcla de alquimia de felicidad, no se por que.
Mariano, comunicó que pensaba irse a Barcelona, por la oferta de trabajo y para seguir a Mía, la catalana que conoció aquí. Me puso contenta saber que intentaba ser feliz en este mundo; ¿por que yo no podía?
El tiempo que tenía me dedique a estudiar, y así logre terminar mi carrera de Socióloga, al mismo tiempo mataba mis horas con la danza, daba clases, mal pagas, en un instituto. Tobías se recibió con honores de médico. Siempre pensamos en lo lindo que hubiese sido la presencia de nuestros padres aquí, en estos momentos.
Mis noches no eran alegres, mis hermanos, podían matarlas con alcohol, yo no tomaba, sólo me consumía algún que otro cigarrillo en los momentos más desesperante.
De Argentina me enteraba lo que pasaba por Inés, ella intentó militar pero dejó para que papá no se enfurezca. Nosotros seguíamos igual. Nuestras ideas seguían intactas, como la primera vez, y yo seguía escribiendo cada vez más con la mano izquierda.
Mariano se fue, y Tobías también se mudo hacia Paris, había conocido una bella parisina que, a juzgar por la primera impresión, físicamente era realmente un gran espejo de Luna, pero se enojaba cuando le decía eso.
Así que quede sola con Facundo.
Era un martes cuando me levante temprano para ir a la editorial (gracias al título, opinaba sobre sociología en un periódico de aquí), y mientras me armaba el bolso (ya que ese día también daba clases a la tarde/noche de danzas) Facundo me preparaba un café antes de partir él para su trabajo.
Justo cuando me estaba por ir me llega una carta, venía desde Italia.Era de hacha, mi emoción fue insuperable, hacía cuatro años que no sabía nada de él. Temía abrirla, lloraba, gritaba, temía saber que seguro se había casado, y que tendría una fantástica familia. Dude. La deje sobre la mesa al lado del café recién tomado y me fui. Ya en el ascensor pensé que no podría aguantarme la espera, y que por más cruel que sea me tenía en que enterar. Así fue que volví. Entre saltos y corridas llegue de nuevo a casa. Me senté y con lentitud abrí el sobre, mientras corrían lágrimas en mis ojos.
La carta comenzaba con un te amo, un punto, y diciéndome “se que odias lo cursi”. En ese momento lloraba más aún, leí todo, me enteré de sus vida, de su tiempo, del por que no me mandaba cartas (en realidad no lo dejaban), de sus años en la Argentina torturados con la dictadura, y su padre. Y de su año en Italia. Me enteré de Rosa, y me enteré que no era lo mismo, que sus labios no eran como los míos, y su piel menos.
Me enteré que deseaba verme, encontrarme, y ponerles nombre a todos sus hijos, a los nuestros. Llore sin parar, y con dolor de alegría le dije que yo también quería verlo. Lo extrañaba, lo deseaba, lo anhelaba.
Al tiempo nos vimos, le agradecimos a Tobías por nuestro encuentro (gracias a él hoy yo estoy con el amor enfrente de mis ojos).
A los meses, el se vino a vivir aquí. Facundo se fue. De Argentina sabíamos poco: papá y mamá nos escribían cada tanto, siempre pienso en las palabras de ellos “la corrección que querían hacer de nosotros” le salió mal, nunca más los vimos.Y nuestros ideales, y sueños seguían siendo los mismo. Aunque ahora todos preferíamos Europa.
Inés, me avisó por carta que tendría gemelos (si, otros más en la familia), que mamá estaba igual que siempre y que papá también,aunque lo notaba algo cansado.
Al año siguiente, creo que era viernes si mal no recuerdo, llega otra correspondencia de Buenos Aires, pensaba que sería la noticia del nacimiento de Camilo y Lucila, pero el escrito decía que había fallecido papá, así de forma abrupta, ràpidamente. Curioso, al enterarme de la noticia no llore, grite. Me comunique con mis hermanos. Y en horas todos estábamos volando hacía al mismo lugar en donde nuestra familia nos había echado. Llegamos a casa, mamá se emocionó al vernos, lloraba muchísimo. Nosotros parecíamos algo amorfo sin corazón, nadie derramó una mísera lágrima. Lo velamos aquí en San Isidro, y estaban todos los conocidos, simulamos dolor, como siempre, éramos los cinco rodeando el cuerpo de ese ser que nos había engendrado. Aguantamos unas horas. No demasiado tiempo. Era paradójico la familia se había unido en esa situación.
Volvimos al caserón y mamá nos pregunto si queríamos algún te. Nadie respondía. Todo era silencio. Hasta que alguien hablo. Y fue Tobías quién dijo:
No, gracias se te va ensuciar la taza de porcelana que tanto adoras.
Se levanto y tras él todos. Y así fue que nos retiramos los “los nenes bien educados
”. Y ahí quedo desolada, inmensa en su mundo nuestra querida madre. Nadie volvió tras ella.

lunes, 25 de mayo de 2009

Derecha, izquierda, derecha, izquierda: capítulo I

Parecía un paquete, algo exportable. Sin sentido, sin ilusión alguna. Me sentía tan vacía, sumergida en una agobiante soledad. Creo que esa melancolía me acompaña desde siempre supongo. Soy la menor junto con mi gemelo de cinco hermanos: Mariano, Facundo, Inés, Tobías y yo Delfina.
Somos una familia perfecta, lo aparentamos bien. Papá, Roberto, es Médico, mamá, Ana, es Bioquímica.
Todos estudiamos en un colegio bilingüe y el inglés desde chicos nos torturo la cabeza, como lo hacía el francés. Es que mis padres siempre quisieron “chicos bien educados”, aunque si lo pensamos mejor, le sacamos el “educados” y ese “bien” resume todo lo que nuestros primogénitos querían de nosotros.
De chica me obligaron hacer de todo: a los seis comencé con los idiomas, a los meses ya estaba con punteras en los pies. Mi madre me quería ver bailar en el Colón. Me gustaba ese mundo, me gusta, creo.
A Tobías todo le resulto más fácil: el colegio no le costaba (llego ser considerado un genio, en realidad lo es aunque no lo reconozca su inteligencia es insuperable), y no tenía tantas obligaciones, su mundo era el rugby, deporte que olemos desde que nacemos por tradición familiar.
Así y todo el mismo se ponía sus obligaciones y a los siete, un año después que yo, empezó con el piano. Lo maniático que era en la vida lo trasmitía ahí en esas teclas (me llegaría matar si las llamase así, para el eso es intocable, es su obra de arte que cuida como si se asemejase a una esmeralda).
Mis días arrancaban temprano, a las seis ya estaba despierta, seis y treinta era el desayuno de la familia, y alrededor de las siete ya nos dejaba en el colegio papá. Y eso de las cuatro Humberto (el chofer) o mamá nos pasaban a buscar. A las cinco yo ya estaba en el colón con mis punteras puestas y mi rodete tirante en la cabeza, intentando ser una gacela que se desplazaba por el aire.
Siempre vivimos sumergidos en un mundo sin salida como si fuésemos distintas piezas de ajedrez que se mueven solo ahí. Parece una ficción bien contada. Pero es nuestra realidad, lo único verdadero es el club, los amigos, y Astrid ella si real. Aunque también este metida en este mundo abominable.
Siempre escribimos con la derecha la izquierda no es bien vista por estos lados. Cuando tenía quince todavía seguía con mis clases de danza. Ese fue el año al que Juan Bautista, Hacha para los conocidos, lo deje de mirar como un amigo más de Tobías. El fue todo. Y cuando digo todo lo es: mi primer beso, amor, novio. Es y lo seguirá siendo, si subsiste pobre.
Dos años después de conocerlo y a escondidas de nuestras familias iniciamos nuestros caminos hacia otros pensamientos distintos. Digo a escondidas por que mi padre, al igual que el suyo, es de ultranza derecha. Tobías también se sumo a nuestro pensamiento, pero era más arriesgado, siempre admire eso de mi gemelo: nunca temió el que dirán y por eso era a veces considerado un ser querido por muchos y odios por otros tantos, su talento generaba repulsión, su cero demostración de habilidades generaba fastidio para los demás. Y su “rebeldía” era bien vista en la familia.
En mi caso no era lo mismo: sufrí toda mi vida la visión de los ojos delatores esmeralda de mi madre, inclusive hoy que esta a punto de mandar “el paquete” a Londres.
Los cambios de pensamiento siguieron su curso, no temíamos, escuchábamos de todo, y cada vez estaba más de acuerdo de que una de las manos con la yo escribo (por incoherencias de la familia terminé siendo ambidiestra) era la correcta.
Para esto corría el año setenta y tres. Y para esto llego el tiempo de que “nuestros pensamientos” generaran problemas familiares internos. Mi padre se entero de todo de la mano de Fabricio, el progenitor de Juan Bautista.
Todavía recuerdo su cara de furia el día que se entero, pensé hasta en un momento que nos pegaría, en mi mente se vienen los diálogos bien claros:
¿Qué hice para que me hagan esto? ¿No se dan cuenta que esto que piensan es lo peor? Yo no los mande a colegios bilingües para que salgan así.
Y mi madre que la seguía: despreciable, doloroso, fatal, trágico. ¿Y vos Mariano? , el mayor tiene que dar el ejemplo. ¡Ay no me digas que tus ideas son las mismas!
Entonces, la manzana podrida es Mariano. ¿O quién es? No conozco a mis hijos. ¿Quién mierda me los cambió?
Papá tranquilízate. Nadie nos cambió. Crecimos. Sólo eso.
¿Crecimos? Mocosa insolente. Crecieron de estatura, de edad, pero de pensamiento no. Ni uno de los cinco hijos que tengo me salió con el palo derecho. ¡Que vergüenza por favor! Bueno el único no tan contaminado es Facundo, saliste bien.
¿Y vos Tobías?, estas en la mejor universidad para ser médico. Y ahora me traes esto: zurditos en la familia no quiero y no acepto. En un mes todos están afuera de aquí. Londres es lindo lugar. ¿Te parece bien Ana?
No se si esa es la solución cariño…….
¿¡Cómo! que me decís?
Pero….
¡Que pero, y pero! El aire de Londres les hará bien.
En unos meses vuelven derechitos como nos gustan a los dos.
Continuará.

jueves, 14 de mayo de 2009

Pasión y Amor



María Pía entra a la clase de filosofía cansada esperando la llegada pronto del profesor, ya son las seis y cuarto de la tarde. Su cabeza retumba demasiado, hoy hubo mucho trabajo en la oficina.
Se sienta en la primera fila de bancos-aunque no se si son precisamente bancos- en fin: toma asiento allí. Mira a su alrededor y nada le llama la atención sólo atina a dejar un bolso de su sector derecho para cuando llegue su amiga Delfina. Los minutos se consumen, como se evaporaba el agua del te de anoche. Y el viejo encorvado que no llegaba y ya son y media. Siempre impuntual.
Sebastián esta subiendo la escalera, también esta agobiado, mucho trabajo tal vez, quizás. Busca con esmero el aula 202, entra. Ella, sigue con su radio sintonizada justo en dial de siempre.
Esteban también ingresa a esa misma aula. Llega, se detiene mira a Pía y continúa su camino para el fondo. Ella no percate en él. Ni registra que alguien se halla parado en su frente
Solo escucha una voz que le pregunta ¿aquí esta ocupado?, ella con esmero, nerviosa, contesta que no, y en forma tartamuda, dice que ya guardó lugar para su amiga.
Su mente corría tan veloz, y todo lo que sucediere ese momento no sería percibido por ella. Hasta ni sabía si lograría escuchar o entender al viejo Cafiolo. Sus pensamientos eran fotos, y más fotos, con Real Love sonando de fondo. Y con la tarde-noche de ayer y la despedida definitiva de Emiliano, después de cinco años, se había llegado a lo crudo del adiós.
Sebastián también estaba como en otro mundo, no en la clase, eran dos que sólo físicamente se hallaban ahí. Tal vez, él sufrió lo mismo que Pía. Tal vez, vivió la despedida. ¿Por qué son amargas, crudas, y llenas de gotas en los ojos?, ¿Por qué nos cuesta dejar tanto a alguien?, ¿Por qué si sabemos que no funciona seguimos intentando?, ¿Será por los años?, ¿Nos acostumbramos a estar siempre iguales?
Muchas preguntas en donde las respuesta, no se encontraban entre ellos dos.
Delfina, llego. Y Cafiolo tras ella.
Las palabras del viejo sonaban y resonaban. Ellos escribían de forma casi autómata, sin parar.
Pero nada de lo traspasado a los papeles era entendido. Pía seguía pensando en el café del atardecer de ayer con Emiliano. Pensaba, en por que le costó darse cuenta tan tarde que él no era a quién amaba. Sebastián corría su mente en que había hecho mal para terminar así con Lucila, aunque lo pensó mejor y supo: eso no era amor, quizás pasión. La pasión y el amor son cosas muy distintas.
Y atrás de ellos: Esteban, otro que tampoco estaba en sintonía con la clase. Y que solo se imaginaba el día que un Hola para él saliera de la boca de Pía.
El profesor dejó de hablar, y atinó a decir que sólo existía quince minutos de descanso. Por suerte.
Delfina empezó hablar sin parar, casi como siempre: del trabajo, de lo bien que esta con Manuel y demás cosas. Hasta que se dio cuenta. Ella no era escuchada.
-¿Te pasa algo? No te noto bien.
-Acá estoy termine con Emiliano. Se que lo tenía que hacer. Pero duele.
-Es lo mejor, ya sabes mi opinión.
- Si, lo se.
Sebastián sentado allí escuchó sin querer(a veces queriendo).
Y sólo le dijo:
-Aunque duela, siempre es mejor.
-¿Perdón?
- Ah, si perdón, me presento mi nombre es Sebastián. No quería opinar, pero se del caso, bastante.
- Gracias, y acepto tus disculpas y consejos. Mi nombre es María Pía. O Pía a secas. Como guste. Raro, nunca te registre en clase, y hace ya dos meses que curso.
-Yo tampoco, siempre vine a esta aula.
- Perdón que sea entrometida, ¿vos también padeciste una cruda despedida alguna vez?.
-Si ayer, mi atardecer-noche fue triste como el día. Aunque si lo pienso mejor, cuando llegue a casa la lluvia había cesado, y el cielo estaba colmado de estrellas.
- ¿Vos crees que eso es buena señal?
- No lo se, pero lo único que sabía es que Lucila no era para mí.
-Bueno somos dos, Emiliano tampoco me pertenecía. Yo no era feliz.
-Yo todavía pienso ¿Cómo no te vislumbre antes?
-¿Sería que ellos no nos dejarían ver más allá de sus cuerpos?
- Tal vez.
Pía queda en silenció. Por primera vez sentía que había alguien más a parte de Emiliano. Sebastián también sentía exactamente los mismo.
Esteban miraba toda la situación con tristeza, con dolor en su vientre, con desgano.
El viejo encorvado llegó nuevamente. Siguió dictando la clase.
Ellos escucharon con atención, los mundos ahora eran el aula 202, para Estaban no, su mundo seguía siendo Pía. Aunque los amores cobarde nunca llegan amores, el siempre tendrá un hilo de ilusión.
La clase terminó, y con ella la despedida, pero diferente. Pía y Sebastián se a notaron sus teléfonos.
Tal vez, ahí este la fusión de la pasión y el amor, quizás. Quién sabe.

martes, 28 de abril de 2009

¿Donde Vivis?

¿Realidad o irrealidad?, ¿Dónde vives? Ah, si en ese país que esta lejos, si ese, ese, que se ve en el mapa que es larguito. ¿Lo conoces? , no. Sólo por fotos. Parece lindo.
No, parece ES lindo. Y dicen que la gente es muy agradable. Si, lo es.
¿Te cuento algo? Dale. Mira si me da gusto y me voy para allá. Acá la crisis me esta matando.
Es hermoso: tiene todos los tipos de clima, muchos paisajes diferentes.
Y rescató por sobre todo: la gente es muy correcta, amable, dueños de una tranquilidad envidiable. Y ni hablar de los que están arriba nuestro: pertenecen a un grupo de gente de transparencia (no vista en casi ningún lugar del mundo).
¿De verdad? Si de verdad ¿no me crees? Fíjate: ahora estamos de elecciones y no sabes la variedad de gente que hay para votar, y uno no sabe con cual quedarse todos tienen muchas propuestas, y buenas, muy buenas.
Y lo más original de todo (esto si que no pasa en cualquier lado): hay candidatos ausentes. ¿Cómo candidatos ausentes? Claro, los votas, pero después se esfumaron y no están: ¿no es realmente novedoso? Si la verdad, si.
Después hay otros que se van de donde trabajaban, pero ¡ojo, no rápidamente después de las elecciones!, sino dos años o por ahí: no terminan lo que cumplen, pero bueno, según ellos, ella (que no sabes como parla, no para en una entrevista) lo ve bien.
Yo no lo veo tan así, pero seguro estaré loca.
Otra cuestión que funciona muy bien: son las predicciones. No sabes lo que tenemos: una rubia, con mucho sol pleno, de gran tamaño: te adivina todo los problemas
¡Que bueno!, entonces segurísimo tiene las soluciones de los inconveniente. Nooo, eso no le sale correcto, no sabe pobre, es que el sol pleno, le afecta el cerebro.
Y lo último, de lo último: no sabes las visitas que tenemos. ¿Quines son?
Unos bichitos, mosquitos, llamados dengue. Pican de una manera. Y también hay grandes personas: divinas: se llaman delincuentes: no se si a veces están vestidos de azul o negro, y tienen una gorra que tiene unas inscripciones.
No siempre, hay otros “delincuentes”, es que se dividen por rangos y ahora (gracias a tatuaje en el cuello, familia numerosa y de buen apellido) por zonas. ¡Es fantástico!
La verdad como me lo estas retratando, me gusta, aparte se nota que no hay crisis ¿no? Ah no, para la señora colágeno en los labios: ¡vamos bien!, aunque todos sentimos que caminamos una cuadra y retrocedemos diez.
Igual no te preocupes: ¡algún día va a mejorar!, ¿estas seguro? A seguro se lo llevo un mosquito junto con una gripe Mexicana……

sábado, 18 de abril de 2009

¿Sos feliz?

¿Quién podría afirmar que una eternidad de dicha puede compensar un instante de dolor humano? Albert Camus.
El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices. F. Nietzsche

sábado, 4 de abril de 2009

Hoja en blanco, Cronopios

La hoja esta en blanco. Estoy, como suelo estar siempre, en el café de la esquina. Miro tras la ventana. Aunque en realidad no observo absolutamente nada, mi mente también está del papel que no posee aún ningún manchón de tinta.
Ando dando vueltas con libros, apuntes, anotaciones. Me acompañan como si fueran ya parte de mi cartera. Están ahí no saben escaparse. Pienso en los pobres Cronopios: entran en la cartera, salen: respiran, y vuelven a ingresar. Amanda, amiga entrañable, suele decirme vos y tus cronopios….
En realidad, es yo y Cortázar.
En fin, otra vez perdí la cuenta de lo que intentaba contar, si otra vez. Es que este hombre me hace perder las cuentas muy a menudo. Cierto lo recordé: tenía la hoja en blanco. Sigue así.
Espero el café. Ahí llegó. Se lo ve lindo: negrito acompañado de una gota de leche.
¡Cuanta gente corre por las calles! Hace frío y para bienes llueve.
Y otra vez…me quede en el tiempo, y otra vez no recuerdo.
A si claro, la hoja en blanco persiste sin un gramo de tinta. ¿Por que hoy me cuesta tanto volcar algo si a veces me es tan simple?
Podría citar alguna historia de Amanda, siempre son recurrente sus delirios con algo de invento llegaría a buen puerto, y así por lo menos el diario quedaría conforme.
Desde que escribo en el periódico- cosa de hace veinte y cinco años- jamás me ha sucedido tener este vació que tengo en este instante. Es más el último escrito realizado por Adéle, o sea yo, recibió muy buenas críticas. Podría explicar- otra vez- el origen de mi nombre. Y el mismo cuento: Mi padre era Francés, mi madre Argentina y así.... No, ya de sólo pensarlo me aburro.
¡Vamos algo de esta, pequeña e inescrupulosa, mente tiene que salir! A ya se: vuelvo al género de terror, recordando a mí amado “El corazón delator”. Que bello escrito. Y otra vez: nada. La hoja sigue exactamente igual que antes, o lo que es peor aún, ya pasó una hora y voy por mi segundo negrito con una gota de leche.
Bueno, miremos a ver que tenemos alrededor: un hombre seductor con traje azul oscuro, ojos de color gris, pelo castaño claro engominado. Parece lindo. Aunque no es mi estilo (en mi estilo los hombres no son tan impecables) Alberto no es perfecto, pero combina bastante bien a mi gusto. Mejor dejemos ese tema acá. Sigamos… ¿que más hay para ver? La vieja que se sienta en el fondo: una ricachona solterona que viene siempre a buscar a quién sabe que. Parece que espera unas horas a alguien y se retira con sus joyas, sacos de piel, y esa boca de rojo furioso.
Como vemos, nada fluye y tengo que entregar algo a este estúpido diario. Hace más de un año que quisiera dejar de escribir allí. Pero según el director la gente lo pide y no quiere mi ausencia. ¿En que les cambiaría si yo no estoy allí?, o mejor dicho si mis historia no están presentes. En absolutamente nada.
No suelo ponerme en el lugar de ellos. Tal vez les pasaría lo que a mi me pasa con los cronopios (aunque nunca este y estaré a esa altura) pueden volar la imaginación y leer algo distinto. Más después de ver las porquerías de noticias que nos trae este mísero país.
Y encima ahora que hay elecciones para elegir al menos peor. Hasta altura ya los diarios suelen ser abominables, como los noticiosos, como los políticos (es la palabra más espantosa que existe) como el mundo, como todo.
Un nene se me acerca, me regala (en realidad hay que sacar monedas) una rosa. Le pregunto si comió. Me dice que no. Le pido a José- el mozo- un café con leche y tres medialunas.
Le digo si le gusta dibujar, me dice que si. Entonces le doy mi hoja en blanco. Y me hace un hermoso dibujo. Le agradezco. Me agradece su merienda. Se va.
Lógicamente no es la perfección el dibujo, todo lo contrario. Pero sirve. Hoy en la anteúltima hoja del diario va un dibujo. A la gente le va gustar. Mirarlo también los hará volar como con mis escritos. Y por suerte la hoja ya no esta en blanco .Aunque ahora no tenga tinta si no lápices de colores.

sábado, 28 de marzo de 2009

Preguntas, silencios,gritos: amor

Levantarse, bañarse, desayunar, trabajar, volver a casa, cocinar, cenar y nuevamente a la cama. ¿Cuando nos dejamos de querer?, ¿Cuándo todo se convirtió en una espantosa, abominable rutina?, y lo que es peor aún ¿Por qué lo seguimos haciendo? ¿Quién nos obliga? ¿Será que sólo en el inconsciente o en otro espacio- que no tengo preciso en donde es- nos queremos y no nos damos cuenta? ¿Siempre yo quise a aquel hombre de ojos finos, manos largas, y de humor cambiante? ¿Y el me habrá querido a mi? o digo, ¿sentirá algo ahora en este preciso momento?, donde todo es silencio, donde nos separa unas pasta y un tinto. En la mesa somos dos. Pero parece que la cocina esta vacía. Nadie la habita. La casa esta vacía.
Seguramente, luego lavaré los platos. Iremos a la cama. Hasta tal vez hagamos el amor. Pero todo será tan ficticio. Tan irreal. Nos mentiremos con los abrazo, besos. Y será “un perfecto simulacro”.
Como suponía; estoy con los guantes en mis manos y la esponja con detergente. Miguel sigue sentado. Toma el tempranillo. Hay mutismo en el ambiente.
Hasta que de pronto de mis manos cae el plato. Y todo se transformo en un unísono grito.
Ambos lloramos, reímos. Y sin decir absolutamente nada yo deje de lavar la cocina. El dejo de tomar el vino. Y la cama fue nuestra, nuestros cuerpos fueron uno. Pero esta vez sin mentiras. Por que hoy si fue amor.

miércoles, 25 de marzo de 2009

La banda de un tal Yorke.

Las palabras sobran, no existe explicación alguna. Todo comenzó un veinticuatro de marzo del corriente año. Parecía algo casi imposible, inusitado, anhelado por muchos, entendido por pocos.
Las cuestiones se iniciaron aproximadamente a las seis de la tarde. Llegamos media hora después, no importaba. Lo verdadero tenía arranque a las nueve y monedas.
Las horas, los minutos y segundo llegaron a hacer eternos. Pero solían ser amenos con buen fondo sonoro. Primero fue el punto para La Porturia, buena elección (desde mi humilde opinión si se me lo permite) local.
Y el tiempo seguía. Lo rápido parecía que padecía de una lentitud agobiante.
Algo termino. Pero todavía, faltaba aun más espera. Ahora eran otros los invitados; unos chicos Alemanes: Kraftwerk. Bien
¿Y los otros invitados?, ¿vendrían?, ¿o sólo se trataría de una ilusión óptica de treinta y cinco mil personas?
Los lapsos se comenzaron a acortar. Ya estábamos por caso cerca de las nueve de la noche. Y a la espera de la fiesta, del regalo: nueve y monedas llegaron los invitados y con varios regalos para todos (estos son, aquí están):
15 Steps
Airbag
There There
All I Need
Kid A
Karma Police
Nude
Weird Fishes/Arpeggi
The National
AnthemThe Gloaming
No Surprises
Pyramid Song
Street Spirit (Fade Out)
Jigsaw Falling Into Place
Idioteque
Bodysnatchers
How to Disappear Completely
Videotape
Paranoid Android
House Of Cards
Reckoner
Planet Telex
Go Slowly
2+2=5
Everything In Its Right Place
Creep
¿Lindos los regales no? ¿Se pueden explicar?, no. Pero si podemos decir: jamás me ha sucedido (por lo menos quién mal escribe este texto) ver una banda en la cual todo, pero absolutamente todo sea perfecto y que en este momento que escucho Videotape acá en la PC suene exactamente igual que ayer. Yo creo, y lo firmo que no existe este tipo de situaciones. En donde se refleje lo sublime. Quién pudiera lograr tener un cuarto de voz del señor Yorke…
Igual existen cosas que no se suelen justificar, que no hay manera de poder ponerle algún tipo de palabra a lo vivido. Y quedo ahí con los saltos, las alegrías y por sobre todo las emociones. Por que si algo que generan son emociones.
Punto final, para algo que pocos entiende pero que muchos vivieron. Se agradece la compañía, entonces se agradece a ellas (Asterix y Sol) y por sobre todos a los invitados.Af

miércoles, 11 de marzo de 2009

Confusa

Una vez estaba con Daniel en el bar de la esquina cuando se acerca- sin ser llamada por nadie- una vieja, tenía el cabello claro, las manos finas llenas de pequeñas diminutas arrugas que también acompañaban su rostro. Y sus ojos eran como él océano.
Me acuerdo que se sentó sin que nada le digiera, me sorprendió.
Comenzó hablar con su voz suave, en forma lenta: que entremezclaba cansancio. Como si esa misma tarde terminaría sus horas, minutos, segundos para siempre.
Le acerque un poco de agua preguntándole si se hallaba bien. Ella me contestó que si y me dio una palma en forma de gracias en mi pesada espalda.
Al rato de los silencios y las horas consumadas se animó decirme el por que de su presencia allí. O a por lo menos intentar hablar tal vez un poco más.
¿Hoy es siete de febrero, verdad?, si tímidamente respondimos con Daniel.
Es así entonces, falta un mes, un mes, sólo un mes. Tan sólo cuarenta días para que aturden los ruidos. Y volvía a repetir (ya en forma de gritos) ¡Nada! Cuarenta días. Corre por que esta cerca y no la podes esquivar. Te busca.
¿Me busca?, ¿Quién?, ¿donde esta el que me busca?, ¿Qué significa un mes?, no la entiendo. Se podría retirar de mi mesa.
Seguía sin entender a que hacía referencia. No quería escucharla, pero continuaba. Su griterío no dejaba de aturdir mis oídos. Por suerte se fue, se alejo. Pero nada fue igual: mi mente sólo tenía un número: cuarenta.
Daniel intento tranquilizarme. Pero fue sin sentido.
Sentía el sudor en mi cuerpo y todo lo que experimentaba lo realizaba como si fuese la última vez.
Me encontraba con un propio caos interno, dentro de un laberinto inmenso sin salida.
Intentaba olvidarlo, que más da, eran sólo las palabras sueltas de aquella lúgubre vieja.
Alicia – mi psicóloga y, creo del tiempo, amiga- manifestaba que yo me encontraba mejor que otras veces y que mis sesiones eran las mejores de los años que llevaba de terapia. Raro: yo no me hallaba bien, vivía contando las horas, los minutos y segundos. Y todo por el tropiezo de ese café, de ese bar, y esa mujer con recovecos de arrugas. Y quién sabe también por culpa-sin querer- de mi gran amigo Daniel.
Recuerdo ese día a la perfección: el cansancio se había apoderado de mí y sólo pretendía una buena ducha de agua caliente. Pero el seguía con su insistencia: siempre encerrado en tu casa o la oficina. ¿Podes dejar de ser un misántropo y huir con tu amigo en búsqueda de un café? Y partí sin pensar como podía llegar el fin (¿cuando empezó todo esto que ahora va terminar con mi asesinato?).
¡Hay basta de creer en las tibias palabras de esa vieja!, a mi vida le falta mucho por recorrer. Aunque si lo medito mejor: sólo resta una semana. Y no se… tendría que estar listo: escoger mi muerte, elegir la forma en que la deseo llevarla adelante. Fin a las estupideces que estoy mencionando: de aquí en adelante disfruto y que sea ella quién se me presente.
Mejor aun, voy a realizar una lista con todas las cosas que deseo cumplir, día por día, hasta llegar al próximo viernes en donde Dios (aunque no creo en esas cosas) sabrá que pasará.
Lunes: Voy a salir a correr por el parque a la mañana hace mucho que no asisto. Llegaré tarde a la oficina. Y lo mejor de todo: cantaré en el medio de la calle mi tema predilecto(She loves you ya ya).
Martes: Cenaré con Victoria (la esposa del jefe). Ya no me importa lo que digan. Luego fundaremos nuestros cuerpos en uno, una vez más. Pero claro ésta será la última.
Miércoles: Invitaré a Daniel a emborracharse en casa. Y si resulta: a salir de putas por ahí.
Jueves: No asistiré al trabajo. Me importa poco lo que diga Don Manuel. Que me eche.
¿Y el viernes?, bueno. Veremos.
Todo lo cumplí al pie de la letra: el sexo más el alcohol fusionaron de maravillas. Sólo me restaba esperar por el maldito viernes. El día llego. Me levanté y me quede en la cama esperando que aquello mencionado por la sucia anciana se haga efectivo.
Aturdido entre las sábanas escuche resonar mi teléfono. Alguien del otro lado del maldito tubo lloraba. Era Carla, la hermana de Daniel. Que me llamaba para decirme que se había encontrado al regresar muerto a Daniel.
Ante tamañas palabras sólo pude dar mis condolencias y decirle que pronto estaría allí con ella.
Colgué el teléfono. Me senté en mi cama. Medite mis primeras horas sin Daniel y pensé sólo unos segundos: ¡esta vieja estúpida la pifió!

lunes, 9 de marzo de 2009

En la variedad esta el gusto

A veces suelo preguntarme que es la música e intento explicarlo a aquellos que no les suele parecer grato. En mi caso particular, se suelen mezclar tan diversos géneros. Cualquiera que tome mi Pc o mismo mi mp4 verá lo diferente que es todo: Ópera, Rock, comedias musicales, cantautores españoles, música en Castellano (y aquí incluyo el Folklore nuestro), Ingles.
Para dar muestra de ello: La semana pasada asiste al teatro El Nacional a ver Otelo (Genial, como todo lo de Cibrian-Malher, de la mano del gran Rodó. Rescato también el personaje de Desdemona a cargo de Georgina Frere).
Y lo gracioso es que hace apenas el sábado dije presente en otro lugar en donde la música también era la cómplice, pero que era absolutamente nada que ver a los visto anterior mente: Cuentos Borgeanos (Banda con la cual no suelo ser muy objetiva, por mi gran gusto, por el tiempo que la sigo, escucho, y que suele sorprenderme: para bien a veces, y alguna que otras no tanto. Bueno esto no fue el caso del sábado: en donde rescato una muy buena lista con temas que hacían mucho no escuchaba, Ej: Pabellón Cero, y un nuevo tema: Cuentos del ártico. Sonó muy bien).
Y para seguir rotando por estos caminos tan variados: me falta el genial Javier Bergia (el Viernes en El Ateneo), Radiohead (el 24 de marzo), y el señor Ismael Serrano (el 1 y 2 de abril).
Y seguramente hay más: como puede ser El Fantasma de la Opera.
Que bella es la música. Me voy con ella
Y me voy con Silvio ¿Cuándo vendrá a tocar aquí? Ah su apellido es Rodríguez (para algún despiste).Af


miércoles, 25 de febrero de 2009

Nieve en Madrid

Miro la ventana, veo la ciudad, la gente corre, hace frío. Hoy Madrid amaneció con más nieve que ayer. Y yo sólo en mi habitación. Escucho la sonora radió que recomienda utilizar el transporte público. Pues… ¿tendré que dejar el coche, y volver a la época universitaria del metro?, parece que si amigos ya lo dicen también en la tele: “las carreteras se encuentran cortadas”.
Y bueno, un buen abrigo y a salir al mundo. Hoy es ocho de enero. No se por que resalto la fecha del día. Curiosidades supongo.
Mejor dejo de volar los minutos y parto. Camino con mi traje negro impecable (esta vez la tintorería lo ha dejado superior: el azulino oscuro es maravilloso).
Hay tanta gente en la calle, que da gusto pisarla (es extraño hay días que aborrezco la muchedumbre, hoy paradójicamente no, me complace ver de esta manera a Madrid). Amo este lugar, como sus olores y costumbres, y por sobre todo la nieve me genera uno de los mayores placeres de la vida.
Siempre suelo decirle a Andrés (mi entrañable amigo de la facultad) mi repulsión hacia el verano. Claro de hecho, cuando tengo vacaciones en la Financiera, me escapo del calor Madrileño dirigiéndome hacia el otro lado del mundo, para poder capturar los fríos de allí. Aunque nunca son como los de aquí.
Que cosa para resaltar, siempre (o casi) aspiramos huir del lugar en donde nacimos, lo maldecimos hasta cansarnos, pero una vez realizada la partida queremos regresar. No toleramos más que algunos pocos días. Igual es simple, con el trabajo sucede lo mismo, despotricamos contra él pero luego en su ausencia lo reclamamos.
¿Y en el amor sucederá lo mismo?, supongo que si. Yo no toleraba a Julia. ¿Y ahora que?, espero como un loco tonto un mísero llamado de ella. Algo que me diga que se encuentra bien, que le sienta bien Paris, y que él parco ese de Juan Martín la hace feliz. Sólo busco encontrar lo perdido, que resurja de donde se halla marchado aquello que ella sentía por mí. Aunque si lo medito mejor, eso no lo veo en absoluto posible.
¡Hay como se nota que hace mucho he dejado de tomar el metro!, no hay casi espacio para ubicarse aquí. Pero en fin, es cuestión de aguantar algunas estaciones nada más, y antes que perder el tiempo intento leer El País mejor, mientras endulzo mis finos oídos con música.
Sigo: me faltan tres estaciones para llegar a destino y no veo nada llamativo más que rostros cansados. Claro, nada interesante hasta ese instante: manos finas, piel blanca, ojos verde esmeralda, pelo color rojizo claro, cuerpo delgado, y labios rojo carmesí. Una excelente radiografía, que supongo hasta podría calcular su edad: seguramente no llegaría a más de treinta años.
Su fórmula sonaba perfecta, tanto como la música que me acompañaba en mi recorrido.
Vamos, me quedan dos estaciones y aunque sea un miserable e insignificante hola tendría que decirle. Mi cabeza no dejaba de pensar de los distintos temas que podría enumerarle: uno era el frío, siempre es un tema recurrente en estas fechas más con la nevada de la ciudad. Pero no, nada salía y sólo me quedaba una estación más y quién sabe si la podré volver a encontrar en algún sitio.
Con fuerza que se puede:
Hola (con mi voz entrecortada), ¿Qué llena de blancura esta Madrid, verdad?
Ah, ¿Me habla a mí señor?, si esta hermosa. En realidad como siempre pero más aún todavía.
Hay no me diga señor, mejor dígame Javier.
Como usted prefiera: entonces le digo Javier. ¿Y usted me puede decir Amanda?
Vale, le digo Amanda. Hay que pena debo retirarme de aquí. Y casi no pude dialogar con usted.
No se preocupe, seguramente nos encontraremos mañana Javier, aquí a las ocho y treinta. Raro siempre recuerdo a los pasajeros y a usted nunca lo he visto.
Es que me cambiaron de turno, antes entraba a las nueve en el trabajo. ¡Besos!. Nos encontramos mañana a la misma hora y por el mismo metro.
Si mañana.
Baje del metro con una sonrisa dibujada en mi rostro. Pensé en si existen las casualidad, no lo se, supongo que sí ¿no?

Hoy maldecía al tipo del informativo que dijo “las carreteras se encuentran cortadas”. Ahora en cambio, me parece fantástico de que se encuentren llenas de nevisca.

Pd: ¡Desde donde estes para vos Fer!

domingo, 15 de febrero de 2009

Casa frente al mar

Volver, y retomar la pesada rutina. ¿Por qué? Sería tan preciado no regresar a la ciudad. Muchas veces suelo fantasear con una casa frente al mar. En mi imaginario sueño de futuro aparece un gran intenso pasto verde, colmado de árboles inmensos en conjunto con el sol o la lluvia presentándose tras la gigante venta.
El café negro seguro me acompaña, como lo haría sin despegarse en ningún sublime instante: Fake Plastic Trees (Radiohead) o tal vez algún sonido de Ismael Serrano (ahora sólo surge la imagen con el fondo de Un muerto encierras, Caperucita, o Tantas cosas).
Algo que con el tiempo de los días se va desdibujando cada instante más y se desvanece con cada voz, rostro que resurge de ésta densa y aburrida costumbre.
En fin, volvimos aquí estamos.
PD: Mi tiempo de regreso es de hace algunos días más atrás. Pero algo impedía (aún todavía se encuentra) mi escritura.
Rescatable el señor que hace posible el nombre de éste, no se si hermoso, blogg, si el mismo genio, fue elegido por tercer año consecutivo para el Premio Nobel de literatura. Veremos que resulta.
¿Hace falta aclarar de quién hablo?.

De fondo: My Iron Lung

viernes, 23 de enero de 2009

Descanso

En las dulces vacaciones.(secreto: La Lucila del Mar). Mucha lectura, recomendable "Purgatorio".