sábado, 28 de marzo de 2009

Preguntas, silencios,gritos: amor

Levantarse, bañarse, desayunar, trabajar, volver a casa, cocinar, cenar y nuevamente a la cama. ¿Cuando nos dejamos de querer?, ¿Cuándo todo se convirtió en una espantosa, abominable rutina?, y lo que es peor aún ¿Por qué lo seguimos haciendo? ¿Quién nos obliga? ¿Será que sólo en el inconsciente o en otro espacio- que no tengo preciso en donde es- nos queremos y no nos damos cuenta? ¿Siempre yo quise a aquel hombre de ojos finos, manos largas, y de humor cambiante? ¿Y el me habrá querido a mi? o digo, ¿sentirá algo ahora en este preciso momento?, donde todo es silencio, donde nos separa unas pasta y un tinto. En la mesa somos dos. Pero parece que la cocina esta vacía. Nadie la habita. La casa esta vacía.
Seguramente, luego lavaré los platos. Iremos a la cama. Hasta tal vez hagamos el amor. Pero todo será tan ficticio. Tan irreal. Nos mentiremos con los abrazo, besos. Y será “un perfecto simulacro”.
Como suponía; estoy con los guantes en mis manos y la esponja con detergente. Miguel sigue sentado. Toma el tempranillo. Hay mutismo en el ambiente.
Hasta que de pronto de mis manos cae el plato. Y todo se transformo en un unísono grito.
Ambos lloramos, reímos. Y sin decir absolutamente nada yo deje de lavar la cocina. El dejo de tomar el vino. Y la cama fue nuestra, nuestros cuerpos fueron uno. Pero esta vez sin mentiras. Por que hoy si fue amor.

miércoles, 25 de marzo de 2009

La banda de un tal Yorke.

Las palabras sobran, no existe explicación alguna. Todo comenzó un veinticuatro de marzo del corriente año. Parecía algo casi imposible, inusitado, anhelado por muchos, entendido por pocos.
Las cuestiones se iniciaron aproximadamente a las seis de la tarde. Llegamos media hora después, no importaba. Lo verdadero tenía arranque a las nueve y monedas.
Las horas, los minutos y segundo llegaron a hacer eternos. Pero solían ser amenos con buen fondo sonoro. Primero fue el punto para La Porturia, buena elección (desde mi humilde opinión si se me lo permite) local.
Y el tiempo seguía. Lo rápido parecía que padecía de una lentitud agobiante.
Algo termino. Pero todavía, faltaba aun más espera. Ahora eran otros los invitados; unos chicos Alemanes: Kraftwerk. Bien
¿Y los otros invitados?, ¿vendrían?, ¿o sólo se trataría de una ilusión óptica de treinta y cinco mil personas?
Los lapsos se comenzaron a acortar. Ya estábamos por caso cerca de las nueve de la noche. Y a la espera de la fiesta, del regalo: nueve y monedas llegaron los invitados y con varios regalos para todos (estos son, aquí están):
15 Steps
Airbag
There There
All I Need
Kid A
Karma Police
Nude
Weird Fishes/Arpeggi
The National
AnthemThe Gloaming
No Surprises
Pyramid Song
Street Spirit (Fade Out)
Jigsaw Falling Into Place
Idioteque
Bodysnatchers
How to Disappear Completely
Videotape
Paranoid Android
House Of Cards
Reckoner
Planet Telex
Go Slowly
2+2=5
Everything In Its Right Place
Creep
¿Lindos los regales no? ¿Se pueden explicar?, no. Pero si podemos decir: jamás me ha sucedido (por lo menos quién mal escribe este texto) ver una banda en la cual todo, pero absolutamente todo sea perfecto y que en este momento que escucho Videotape acá en la PC suene exactamente igual que ayer. Yo creo, y lo firmo que no existe este tipo de situaciones. En donde se refleje lo sublime. Quién pudiera lograr tener un cuarto de voz del señor Yorke…
Igual existen cosas que no se suelen justificar, que no hay manera de poder ponerle algún tipo de palabra a lo vivido. Y quedo ahí con los saltos, las alegrías y por sobre todo las emociones. Por que si algo que generan son emociones.
Punto final, para algo que pocos entiende pero que muchos vivieron. Se agradece la compañía, entonces se agradece a ellas (Asterix y Sol) y por sobre todos a los invitados.Af

miércoles, 11 de marzo de 2009

Confusa

Una vez estaba con Daniel en el bar de la esquina cuando se acerca- sin ser llamada por nadie- una vieja, tenía el cabello claro, las manos finas llenas de pequeñas diminutas arrugas que también acompañaban su rostro. Y sus ojos eran como él océano.
Me acuerdo que se sentó sin que nada le digiera, me sorprendió.
Comenzó hablar con su voz suave, en forma lenta: que entremezclaba cansancio. Como si esa misma tarde terminaría sus horas, minutos, segundos para siempre.
Le acerque un poco de agua preguntándole si se hallaba bien. Ella me contestó que si y me dio una palma en forma de gracias en mi pesada espalda.
Al rato de los silencios y las horas consumadas se animó decirme el por que de su presencia allí. O a por lo menos intentar hablar tal vez un poco más.
¿Hoy es siete de febrero, verdad?, si tímidamente respondimos con Daniel.
Es así entonces, falta un mes, un mes, sólo un mes. Tan sólo cuarenta días para que aturden los ruidos. Y volvía a repetir (ya en forma de gritos) ¡Nada! Cuarenta días. Corre por que esta cerca y no la podes esquivar. Te busca.
¿Me busca?, ¿Quién?, ¿donde esta el que me busca?, ¿Qué significa un mes?, no la entiendo. Se podría retirar de mi mesa.
Seguía sin entender a que hacía referencia. No quería escucharla, pero continuaba. Su griterío no dejaba de aturdir mis oídos. Por suerte se fue, se alejo. Pero nada fue igual: mi mente sólo tenía un número: cuarenta.
Daniel intento tranquilizarme. Pero fue sin sentido.
Sentía el sudor en mi cuerpo y todo lo que experimentaba lo realizaba como si fuese la última vez.
Me encontraba con un propio caos interno, dentro de un laberinto inmenso sin salida.
Intentaba olvidarlo, que más da, eran sólo las palabras sueltas de aquella lúgubre vieja.
Alicia – mi psicóloga y, creo del tiempo, amiga- manifestaba que yo me encontraba mejor que otras veces y que mis sesiones eran las mejores de los años que llevaba de terapia. Raro: yo no me hallaba bien, vivía contando las horas, los minutos y segundos. Y todo por el tropiezo de ese café, de ese bar, y esa mujer con recovecos de arrugas. Y quién sabe también por culpa-sin querer- de mi gran amigo Daniel.
Recuerdo ese día a la perfección: el cansancio se había apoderado de mí y sólo pretendía una buena ducha de agua caliente. Pero el seguía con su insistencia: siempre encerrado en tu casa o la oficina. ¿Podes dejar de ser un misántropo y huir con tu amigo en búsqueda de un café? Y partí sin pensar como podía llegar el fin (¿cuando empezó todo esto que ahora va terminar con mi asesinato?).
¡Hay basta de creer en las tibias palabras de esa vieja!, a mi vida le falta mucho por recorrer. Aunque si lo medito mejor: sólo resta una semana. Y no se… tendría que estar listo: escoger mi muerte, elegir la forma en que la deseo llevarla adelante. Fin a las estupideces que estoy mencionando: de aquí en adelante disfruto y que sea ella quién se me presente.
Mejor aun, voy a realizar una lista con todas las cosas que deseo cumplir, día por día, hasta llegar al próximo viernes en donde Dios (aunque no creo en esas cosas) sabrá que pasará.
Lunes: Voy a salir a correr por el parque a la mañana hace mucho que no asisto. Llegaré tarde a la oficina. Y lo mejor de todo: cantaré en el medio de la calle mi tema predilecto(She loves you ya ya).
Martes: Cenaré con Victoria (la esposa del jefe). Ya no me importa lo que digan. Luego fundaremos nuestros cuerpos en uno, una vez más. Pero claro ésta será la última.
Miércoles: Invitaré a Daniel a emborracharse en casa. Y si resulta: a salir de putas por ahí.
Jueves: No asistiré al trabajo. Me importa poco lo que diga Don Manuel. Que me eche.
¿Y el viernes?, bueno. Veremos.
Todo lo cumplí al pie de la letra: el sexo más el alcohol fusionaron de maravillas. Sólo me restaba esperar por el maldito viernes. El día llego. Me levanté y me quede en la cama esperando que aquello mencionado por la sucia anciana se haga efectivo.
Aturdido entre las sábanas escuche resonar mi teléfono. Alguien del otro lado del maldito tubo lloraba. Era Carla, la hermana de Daniel. Que me llamaba para decirme que se había encontrado al regresar muerto a Daniel.
Ante tamañas palabras sólo pude dar mis condolencias y decirle que pronto estaría allí con ella.
Colgué el teléfono. Me senté en mi cama. Medite mis primeras horas sin Daniel y pensé sólo unos segundos: ¡esta vieja estúpida la pifió!

lunes, 9 de marzo de 2009

En la variedad esta el gusto

A veces suelo preguntarme que es la música e intento explicarlo a aquellos que no les suele parecer grato. En mi caso particular, se suelen mezclar tan diversos géneros. Cualquiera que tome mi Pc o mismo mi mp4 verá lo diferente que es todo: Ópera, Rock, comedias musicales, cantautores españoles, música en Castellano (y aquí incluyo el Folklore nuestro), Ingles.
Para dar muestra de ello: La semana pasada asiste al teatro El Nacional a ver Otelo (Genial, como todo lo de Cibrian-Malher, de la mano del gran Rodó. Rescato también el personaje de Desdemona a cargo de Georgina Frere).
Y lo gracioso es que hace apenas el sábado dije presente en otro lugar en donde la música también era la cómplice, pero que era absolutamente nada que ver a los visto anterior mente: Cuentos Borgeanos (Banda con la cual no suelo ser muy objetiva, por mi gran gusto, por el tiempo que la sigo, escucho, y que suele sorprenderme: para bien a veces, y alguna que otras no tanto. Bueno esto no fue el caso del sábado: en donde rescato una muy buena lista con temas que hacían mucho no escuchaba, Ej: Pabellón Cero, y un nuevo tema: Cuentos del ártico. Sonó muy bien).
Y para seguir rotando por estos caminos tan variados: me falta el genial Javier Bergia (el Viernes en El Ateneo), Radiohead (el 24 de marzo), y el señor Ismael Serrano (el 1 y 2 de abril).
Y seguramente hay más: como puede ser El Fantasma de la Opera.
Que bella es la música. Me voy con ella
Y me voy con Silvio ¿Cuándo vendrá a tocar aquí? Ah su apellido es Rodríguez (para algún despiste).Af