lunes, 28 de julio de 2008

Biblioteca(Recuerdos)

Ayer, por cuestiones que no se necesitan saber o tal vez por el simple caso de ser domingo (días en donde se refleja los oscuros de la gente), decidí ordenar la biblioteca (lugar querido y a la vez odiado por muchos). En fin, aquí estamos frente a este paraíso y ¿Qué fue lo que encontramos?, lo que ya no es (y no será jamás), y lo que será siempre.
Reflejo de la imagen: Los cuatro tomos de Testut-Latarjet (para no entendidos: libros de Anatomía), y a la vez en otro sector Emily Brontë, Lorca, Sábato, Borges (Con ediciones no gratas para mi), Galeano, Nietzsche.
"La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya circunferencia es inaccesible"(J.L. Borges)
PD: Pronto, muy pronto, volvemos por el maravilloso mundo de la imaginación. (Acepten mis disculpas, de antemano, por mis escritos). Af

martes, 22 de julio de 2008

Martina y Ezequiel; El encuentro:¡ Nunca es Tarde!

Martina y Ezequiel salen de la habitación como extraños, se sientes extraños, confusos, con intención de saber más. No es casual, la actitud de Don Martín demostraba que algo escondía, y quién sabe de que se trataba. Sólo él y su soledad, lo sabrían.
Martina- ¿Estas bien?, Siento como que un terrible silencio te atrapó
Ezequiel- Si, estoy bien. En realidad, me llamo la atención el té derramado por tu abuelo al nombrar a mi abuela Sofía. ¿No te llamo la atención esa actitud?
Martina (Su cara intenta, falsamente, disimular la sorpresa que le generó el abuelo Martín)
- Claro, hay algo que no entiendo. Siento como que una parte de la historia no me contó.
Ezequiel- Si, algo esconde.
Martina- ¿Y que será?
Ezequiel- Quién sabe que es. Todos escondemos algo….
Martina (Con sonrisa pícara en su cara)- ¡Hay Ezequiel ¿ que esconderás vos?
Ezequiel (Evadiendo una respuesta, cambia de tema)- ¿Nos vemos mañana viernes?
Martina- ¡Si! , ¿Saldrá tu abuela del altillo?
Ezequiel- Los viernes son los días de paseo con su nieto predilecto….
Martina- Si, predilecto y misterioso. Nos vemos mañana a la hora del té: ¿Te parece?
Ezequiel - Ya habrá tiempo para saber de mis misterios. ¡Mañana estaremos aquí!
El viernes llego, Ezequiel esta sentado en el sillón esperando a la abuela Sofía que esta por bajar. No sabe por que, pero le invaden los nervios.
Sofía- Martín, estoy lista. ¿Vos estas?
Ezequiel- Como siempre abuela. ¡Vamos! que nos están esperando.....
Sofía- ¿Nos están esperando? ¿Quiénes Ezequiel? ¡No quiero ver a nadie!
Ezequiel- ¿No te interesaría conocer a la persona que hace feliz a tu nieto del alma?
Sofía- ¿Martina?
Ezequiel- Si a ella (con cara suplicio), por favor….
Sofía- Sólo por vos, lo hago.
Inician su caminata por las calles del misterioso San Isidro. Ezequiel invadido por la curiosidad comienza a preguntarle sobre el pasado a su abuela.
Ezequiel- Abuela, ¿te puedo preguntar algo?, ¿como conociste al abuelo Marcos?, ¿mientras estudiabas medicina? ¿Fue amor a primera vista? ¿Lo querías?
Sofía (Abrumada por tantas preguntas de su nieto, y con rostro de tristeza)- ¿Por que tantas preguntas niño?, ¿Estas curioso hoy? (su rostro se vuelve rígido: señal de un posible enojo), mira hay cosas, que uno gurda para su interior. Y no se preguntan…
Ezequiel- Pero entonces, ¿Amabas al abuelo Marcos?
Sofía (ahora si enojada y furiosa). ¡Ezequiel! ¡Que barbaridad decís!, si lo quería mucho, y eso vos lo sabes muy bien
Ezequiel (Interesado por saber), querer es muy diferente a amar. Yo te pregunte si lo amabas, y no me respondiste.
Sofía (Sin saber que decir)- ¡Basta! o regresamos a casa.
Ezequiel- Esta bien, no pienso preguntar más. Y fue ahí, en ese preciso momento, donde Ezequiel se dio cuenta: su abuela no amaba a Marcos. Pero prefirió callar y no hablar aun más del asunto.
Ezequiel- Llegamos. Aquí vive Martina.
El cielo, que se encontraba azulino comenzó a ocuparse de nubes, el viento que era una suave brisa, se torno bravo, furioso. Todo resultaba tan inexplicable.
Martina no los hizo esperar. Ya adentro, no había escapatoria: Sofía y Martín se volverían a ver.
Martina- Es un gusto poder conocerla Sofía.
Sofía-El gusto es mío, niña. Ezequiel me hablo muy bien de ti.
Sofía toma un té, traído por Rosaura. Tras la venta se oye como suena el insistente viento y la lluvia. La tormenta no se hace esperar:se desata en ese instante, el mismo en que Don Martín baja de su habitación.
Martina- Sofía, aquí le presento: Él es mi abuelo Martín.
Temblor, miedo, rostros llenos de tristeza, huracanes de emociones. Nada se detiene: Sofía y Martín volvían estar frente a frente como la primera vez,aquella noche.
Ezequiel- Abuela, ¿te encuentras bien?
Sofía ( Sin escuchar, siente que su vida pasa en un minuto, no puede creer tener frente a sus ojos al hombre que amó toda su vida en secreto sin que nadie sospechase , sus recuerdos aparecían nuevamente)- Si, estoy bien. Hola Martín.
Martín (Invadido por el dolor, el tiempo pasado y no vivido, la mujer que dejo escapar por tonterías de joven.)- ¿Como le va Sofía?
Sofía (Con un estremecedor nudo en su garganta)- Puede tutearme Martín. No sea tímido.
Tímido: palabra que jamás se debió pronunciar. Martín recordó (“soy tímido en las cuestiones del amor”).
Eran dos extraños, como la primera vez, frente a frente. Parecían torciéndole el cuello del destino. El mismo que no les dejo que se expandieran sus sentimientos, si no por el contrario, se ocultaran en algún infinito recoveco del corazón de ambos.
Martín (Con el nerviosismo de la primera y última vez que la vio, intento poder dialogar decir, al menos, alguna palabra)- Sabe, tiene usted un nieto muy querido por mi. Se vislumbra lo feliz que hace a mi nieta Martina
Sofía (Con la voz entrecortada, como aquellas veces anteriores) – Primero le dije que puede tutearme, segundo: si mi nieto es muy espacial, salió a su abuela. Y además, es muy notorio el amor que se tiene ambos. ¿Su nieta salió a usted?
Martín (Con la sonrisa picará, con mezcla de alegría y tristeza)- Primero: No le conté soy tímido, tal vez por eso, me cuesta tutearla, y pues claro mi nieta es igualita a mí(y se fundan en una admirable risa)
Ezequiel- Abuela háblale a Don Martín de tu época de Doctora. ¿Por qué sabe Don Martín mi abuela es Pediatra?
Martín- Si, lo sabía
Martina (Con rostro de sorpresa)- ¿Lo Sabías?
Martín (Sin saber que decir)- Si, si lo dijo cuando llego ¿No lo escuchaste? ¡Hay esta juventud! ¡Es el amor! ¡Lo que daría por tener la edad de ustedes!
Sofía- Si niña lo comente al llegar: ¡hay el amor!, y Martín ¿que haría si tiene la edad de ellos?
Martín (Como si contestase una pregunta que tendría que haber existido mucho tiempo antes)- No dejaría nunca escapar al amor por cobardía. ¡Nunca! Y ¿usted?
Sofía- ¿Yo? , ¡Tampoco dejaría escapar al amor!, a veces creo que fui tonta en esas cuestiones. Pero, ahora creo que puedo remediarlo, ¿o ya es tarde?
Martín- ¡Nunca es tarde!

domingo, 13 de julio de 2008

Martina y Ezequiel; El Caseron: los Misterios

Noche oscura, ambos caminan taciturnos por las calles de San Isidro, el nerviosismo se vislumbra en sus rostros.
Luego de tan largo camino llegan: una casona inmensamente misteriosa esta frente a sus ojos.
Martina: Ven; vamos a entrar…
Ezequiel- Nunca me dijiste la inmensidad de esta casa….
Entran, el silencio, el misterio, la oscuridad, también estaban presentes en esa casona.
Ezequiel: ¿Aquí duermes tú? ¿Esta es tu habitación?
Martina (con vos fuerte, ceño fruncido, rostro de enojo) NO, ahí no puedes pasar.
Ezequiel- Perdón, no te enojes, soy curioso. ¿Hay alguien ahí?
Martina (nuevamente con su ceño fruncido): Ya basta de tantas preguntas. Ven te mostraré mi cuarto.... es aquel…
Y allí se encuentran, en la habitación de Martina donde suele asomarse a veces la niña de la infancia de cara triste y solitaria. Lugar, con ventanales grandes, que permiten observar el inmenso Jardín.
Martina: ¿Que estas mirando?
Ezequiel- El parque……
Se escucha un ruido….
Ezequiel- Alguien acaba de entrar me parece….
Martina (Con sudor en su frente): Puede ser….
Ezequiel (casi en estado de desesperación). ¿Solo dices puede ser? ¿Si es un ladrón? ¿No te importa?
Martina- Seguramente es Rosaura….
Ezequiel- ¿Rosaura es tu mamá?
Martina (Cansada, con mezcla de fastidio por tantas preguntas): No
En eso aparece la voz de alguien, que grita de lejos:
Rosaura: Niña Martina ¿se encuentra allí?
Martina- Si Rosaura, lo estoy….
Ezequiel (Con ganas de saber): La habitación que no se puede entrar, tu silencio, tus nervios, Rosaura, y tu abuelo: ¿donde está él? ¿Me puedes explicar Martina que esta pasando aquí?
Martina (De forma violenta ya): Yo no te suplique que vengas, es más te advertí que no quería venir aquí. Si estamos, es por tu insistencia. Así que basta de preguntas.
Ezequiel (Con enojo y a la vez resignación): Esta bien. Me voy entonces….
Martina (Con el llanto que explota): Quédate. Te necesito cerca mió.
Ezequiel- Si es lo que quieres….
Ambos se sientan en la alfombra mirando el parque tras los ventanales.
Martina- Rosaura cuida del Abuelo Martín, y de mi padre Astor.
Ezequiel (Sorprendido) ¿De tu padre? ¿Cómo? ¿Él esta enfermo también?
Martina (Con rostro vergonzoso, y palabras entrecortadas). Mi padre esta muy enfermo, hace mucho tiempo.
Ezequiel- Pero hay algo que no entiendo, a todo esto ¿Dónde esta tu madre? ¿Como se llama?
Martina (Con un llanto interminable): Mi madre se llamaba María
Ezequiel (Con vos de no saber que decir): Ella no está, perdón
Martina: Ella falleció cuando yo apenas tenía dos años. Perdóname vos a mí, pero no me gusta hablar de estos temas.
Ezequiel: Juro no preguntar más: ¡soy un idiota!
Martina- No, no lo digas. No tenías por que saberlo. Y mi padre esta ahí en su cuarto encerrado.
Ezequiel: No hace falta que me cuentes, si te hace mal hablar de estos temas.
Martina (Casi sin escucharlo, prosigue)- Enloqueció con la muerte de mamá.
Martina se levanta como si nada hubiese sucedido. Vamos a ver si el abuelo Martín se encuentra despierto.
Caminan, suben las escaleras, y llegan a una habitación donde existe un paraíso de biblioteca repleta de libros. Apenas una pequeña luz, un hombre se encuentra de espaldas sentado en una silla con un taza de te sobre sus delicadas manos.
Martín- ¿Martina estas aquí?
Martina- Si abuelo, estoy con Ezequiel.
Martina- Buenas noticias hija mía por fin lo voy a conocer….
Ezequiel (Con vos entrecortada)- Hola Señor Martín.
Martín se da vuelta lo ve.
Martín- Niño no hace falta tanta cordialidad, cambia el Señor por Don.
Ezequiel- Bueno, hola Don Martín. ¿Ahí esta bien?
Martín- Claro que si. Lindo chico Martina, lindos ojos. Ella se sonroja.
Martina- Abuelo…. (Sigue con su rostro sonrojado).
Ezequiel- Por lo que se ve le gusta leer, hay variado aquí: Borges, Cortazar, Cervantes, Sábato, y el Capital de Marx......
Martina- Por que no te conté mi abuelo era contador, ves aquí hay sólo libros de contabilidad. Abuelo en que piensas, estas callado.
Martín- En nada niña, recordaba cuando yo tenía la edad de ustedes….
Martina- Y conociste a la abuela Ana
Martín- (sin ser demasiado expresivo). Si. Y tú niño ¿tienes abuelos?
Ezequiel- Si mi Abuela Sofía, que era médica que vive y mi abuelo Marcos que falleció hace unos años….
En ese instante, la cara de Martín se transformo, el te se derramo.
Martina- Abuelo ¿estas bien? ¿Te pasa algo?
Martín- Tranquila niña ve, quiero descansar….
Martina- Bueno, pero prométeme que algún día conocerás a la abuela de Ezequiel.
Martín (Con sudor en su frente y nerviosismo)- Te lo prometo…….
Continuará……….

miércoles, 9 de julio de 2008

Martina Y Ezequiel: La noche

Martina espera, esta recostada en el pasto contemplando la calma de la noche, mira el cielo, las estrellas, el lucero.
Esta quieta, solo piensa, piensa. Y se aparece en su mente la infancia, su habitación con los juguetes solitarios y tristes, y los ventanales grandes, y se ese jardín inmenso. El jardín, que era el momento de sonrisas: los pies descalzos para correr, correr y ser atrapada por el abuelo Martín.
¿Como se hace para volver el tiempo atrás? ¿Existe alguna fórmula? Quién pudiera….
Ella espera, todo esta en demasía serenidad, ni las hojas de los árboles se caen, ¿será la calma que antecede al huracán? Y llegó, es él: Ezequiel.
Martina: Hola… ven recuéstate acá al lado mió…
( Y Ahí están…son dos extraños mirando el azulino del cielo, contemplando el silencio de la noche).
Se miran, se rozan las manos, ninguno sabe como llegaron a aquel lugar pero llegaron y parece que es para quedarse.
Ezequiel: nunca me hablaste de tu familia, salvo de tu abuelo
Martín
Martina: No hay mucho de que hablar, te hable de Martín por que es el que más quiero
Ezequiel: Y al resto no los queres? ; Como es tu Mamá, tu papá?
Martina: Basta no me gusta hablar de mi Papá lo sabes( y su rostro se vuelve serio)
Ezequiel: Perdón, prometo no preguntar más…
Martina: Y la tuya? Vos tampoco me hablas mucho…Sólo nombras a Sofía, quién es?
Ezequiel: Te lo dije: mi abuela…
Martina: la que esta encerrada en el altillo?, por que está ahí??
Ezequiel: Nadie sabe…
Martina: Levántate, vamos a correr….
Ezequiel (con voz de asombro y miedo): A correr? A esta hora? De noche?
Martina empieza correr, correr, y no para. Ezequiel la sigue. Nada los ata, son felices, se ríen, como niños, juegan como chicos. (Ella se siente que vuelve por unos instante a su infancia.)
Ezequiel: Basta!, me canse…
Martina: Pareces un hombre de ochenta, y tan sólo tenes veinte años….
(Ambos se fundieron en una risa infinita…)
Ezequiel: El otro día fui al altillo, hable con mi abuela, me escucho, le hable de vos…
Martina( con vos nerviosa) De mi?¿ que te dijo?
Ezequiel: Que no te deje escapar, me sorprendió ella no habla con nadie….
Martina: Mira hay coincidencias, mi abuelo sabe algo de vos…
Ezequiel (con cara de sorprendido) Que le hablaste de mi? ¿Bien o mal?.
Martina: (con esa sonrisa parecida a la de la infancia.). Mal, por supuesto. Mentira, siempre que te nombre a vos hablo bien…
Ezequiel: Y te dijo algo?
Martina: Lo mismo que tu abuela… que no te deje escapar.
Ezequiel: Tu abuelo y mi abuela se tendrían que conocer...
Martina: Si, pero no creo que mi abuelo quiera salir…y tu abuela saldrá del altillo?
Ezequiel: No lo se. Lo que si se, es que no te volarás tan rápido de mi vida….
Continuará.....................