jueves, 24 de junio de 2010

El jardín de senderos que se bifurcan


-¿Que te digo? No se.
- ¿Cómo que no sabes?
- Y si. Estoy vacía.
- ¡Que ridícula por favor! Por una bandita de mierda….
- No era una “bandita de mierda”. Pero está, déjalo así. Nunca lo vas a entender, si ya te resultaba antipático cuando asistía a los recitales. Bah antipático no sino tonto. Cuando te guste algo lo comprenderás. Y no me saltes con la mierda de siempre, yo no era fanática (eso me suena a la gente que sigue la bosta que escuchas vos, ¿Cómo es? A sí Chayanne: ¡puaj!)
- ¿Y que eras entonces?
- ¡Que se yo! Una simple y minúscula persona que le gustaban las letras y la música. Al principio me parecía novedoso para lo que era el mundillo del rock: sonidos diferentes, letras fuertes, todo era así. Pasó el tiempo y me pasaba algo extrañísimo: ¡no me cansaba!: me gustaba ver esa coreografía mal armada y graciosa de Andorondack…
- ¿Andoro que?
- Deja eso te lo explico otro día. O preguntale a Juliana que te lo explique mejor. Yo hoy no tengo ganas.
En fin, era eso y mucho más. Era la suma de todo (un sin fin de cosas). Igual pienso que los finales son comienzos de otra cosa ¿verdad? Ya se parezco como si hablará de una separación, suena hasta tonto gracioso y espantoso a la vez. No quiere que suene así. Pero es lo que me sale. Debo dormir ya. Quedate escuchando algunos temas y después me comentas como te resultan.
Y si los ves por ahí diles gracias!

jueves, 3 de junio de 2010

Las llaves

Busque las llaves en forma casi desesperante. No las hallaba en el lugar de siempre. Eche un vistazo a la cartera de color azul oscuro y estaba vacía(bueno tenía tonteras) . ¿Cómo pueden perderse unas minúsculas llaves? Probé todos los métodos para poder encontrarla hasta el de abrir una ridícula tijera (si, eso me lo enseño Oscar una noche de delirio) y nada.Ellas se escurrían por otro lugar. Todavía no se para que las quería. No lograba discernir cual era la causa. Esa tarde me desperté de la abrumada siesta y sólo quería tenerlas para abrir-supongo- esa lánguida puerta que suele estar frente a mí. Tal vez creía que del otro lado estaba la libertad. Paremos, ¿que es la libertad? No lo se ¿y vos lo sabes?. Siguieron sin aparecer. Yo me termine por cansarme, me senté junto con mi té con miel mirando tras la ventana el furioso atardecer con esos locos vientos agrupados y esa leve llovizna que adelantaba ser aun mayor.

Luego continué con café, a esa altura le reste importancia a lo que buscaba en mi despertar de la siesta. Ya me encontraba plácidamente; ¿realmente lo estaba?.

Caminé hacia el baño y mientras me miraba en ese insípido espejo ellas allí se escondían de forma reluciente. Recordé en la tormenta y la lluvia.

Medite que no era aconsejable salir en horas de trueno. Por eso agarre mi sacón, coloque en mis pies esos hermosos zapatos combinados con la cartera azul, deje el paraguas en el sillón (quería que viera una tormenta sin ser el protagonista) y salí a la calle con la lluvia. La recorrí, la baile, la disfrute, y por sobre todo la viví.

Mal escrito, por Bet