miércoles, 31 de diciembre de 2008

El año de Carola

Mi año, apareció sin sobresalto. Sin demasiada desmesura. Diría que normal. Con lo típico de todos los años: cena familiar: con papá (en ese momento figuraba en los planes, con la imagen de excelentísimo hombre), mamá (representando el matrimonio de la perfección que todos quieren igualar), hermana, sobrino, marido, tíos, primos (sin presentir algunos abruptos finales), y la infaltable abuela.
Todo comenzó aquel treinta y uno de diciembre, con mesa larga y Facundo sentado frente a mí (eran nuestro momento de charla, el contándome sus cosas yo las mías). Pronto se hicieron velozmente las doce. Y al grito de todos: ¡Feliz Año nuevo!, la playa era testigo: de risas, lágrimas de emoción, de la noche estrellada, del calmo mar iluminado por algún artificio.
Los turrones se desparramaban en nuestras finas bocas. Y el Mantecol se esfumaba por culpa mía y el joven Facundo. Todo sonaba a gracia, hasta que de repente siendo ya las doce y dos minutos suena mi celular. Era un mensaje de texto. En el momento pensé que sería de Lucila, ella es…
¿Cómo definirla?, en realidad creo que somos juntas una linda especie de Thelma y Louise.
Increíblemente pasan los años y todavía perdura la amistad, a veces suelo pensar que es raro para los tiempos que corren….No se si existe un adjetivo preciso para calificarla: loca linda, le sentaría bien….
Pero a diferencia de otros años, alguien le ganaba. Era mensaje de Valentín:
-
¡Hola! ¡Carola buen comienzo de año….por un hermosísimo año, y por más tiempo juntos!
Saludos desde aquí.
PD: ¡No tomes copas de más!, Ja.
Luego, si llego el mensaje de Lucila, y mi respuesta: Esta vez perdiste amiga, ja ¡Feliz Año!, y por otro más: ya perdí la cuenta de cuantos son….
En eso Facundo, atento a todo como siempre:
¿Quién te mando un mensaje tan repentinamente?
Y mi respuesta solo fue: un amigo.
Facundo- ¿Amigo?, yo no creo en la amistad entre el hombre y la mujer.
Yo: Pues yo si que creo.
Facundo- Veremos….
La noche paso, los días también, volvimos de la playa (o mejor dicho aun: volví), por unos días. La ciudad me esperaba con trabajo que debía terminar, para si poder retirarme definitivamente a mis amadas y ansiadas vacaciones. Además algo importante ocurriría: mi Thelma aumentaba un año más (para decoró no diré su edad).
Luego, volvía a aquella playa, la misma que me vio crecer, vivir y sentir. Este año no sería esquivo: ésta sería testigo de muchas cosas., que se pueden enumerar (no se si por orden de importancia, ahora en los finales del año lo dudo):
Mi padre... (Aquí comenzó a desaparecer.). Un tiempo después ya ni figuraría en absoluto.
Valentín (que, como siempre, tenía razón mi primo: la amistad entre el hombre y la mujer no existe jamás).
Mi madre, que comenzaba a descreer en los finales felices.
Mi cabeza que otra vez, por desgracia, retomaría su protagonismo.
Y mis aventuras con Lucila.
Las amadas vacaciones pasaron como un dulce suspiro, casi sin darme cuenta, diría yo….
Prontamente me encontraba en febrero, retomando la rutina, y dándome cuenta de que aquel excelentísimo hombre se esfumaba tras las nubes.
Aunque de igual manera, lo tenía a él, que en su momento logró que yo tampoco me borrase como la tinta, por culpa de mi padre. Si Valentín sirvió para ese tiempo.
Luego, creo que para mejor, él también se batió en retirada. Los dos, no se si por mutuo acuerdo, nos retiramos sin hablar, esa maldita costumbre de la falta de palabras de ambos.
Igual seguí verificando la teoría de Facundo: ¡No existe la amistad entre el hombre y la mujer!
Y el curso del tiempo siguió mes a mes, con algunos cambios lógicos., con felicidades trasmitidas: lindas combinaciones (por no decir excelentes) de música y amigos
El año parecía continuar de forma tranquila, sin sobresaltos (más los ya vividos, que creo no fueron pocos).
Hasta que la palabra metamorfosis, se metió en mi alma una noche. Dejándome atónita ante lo sucedido. En su momento quería saber- o entender- por que el viaje sin retorno de Facundo. Lo medite muchas veces en la cama- pensando la posible respuesta- aunque sabía que no estaría allí. Quién sabe donde encontrarla….Sin embargo, hoy lo veo con algo de nitidez (muy poca, casi nula). Pero algo se vislumbra.
Todo había sucedido tan rápido, ya me encontraba en octubre. Tantas cosas había atravesado, recuerdo las alegres: en mi mente se vienen imagines, que inclusive hoy- me disparan una sonrisa en mi rostro. Si supieran…si Lucila era mi Thelma, Clara y Alejandra no se a que pertenecerían, pero lo que si sabía que eran partes de las alegrías y de las presencias cuando la suerte o la risa era esquiva.
Y aquí estamos llegando a diciembre nuevamente, a los finales, a la fiesta de fin de año. A la mesa larga con la familia completa (bueno corrección: casi completa), el mar siendo testigo. Con mensajes de otros participante, con Ismael (infaltable) sonando de fondo. Con algún texto perdido por ahí de Valentín, hace tiempo que no se nada de él, supongo que se encontrará de para bienes: me alegro por él.
¿Y yo? Con una copa en la mano y mi reloj marcando las 11.58, y meditando: que año ¡ que cambios!.
¡Brindemos!, ¡salud!. Se que nada es lo que era. Pero no importa: estamos para contarlo y eso vale ¿no? Si lo vale. Así que tomemos el champagne que esta excesito…

lunes, 22 de diciembre de 2008

El por que tiene nombre

Amanda(o ¿mamá?), era una mujer altanera, que imponía respeto. Con un humor muy poco frecuente, o quizás casi rozando al negro. Nunca entendí el amor hacía papá (creo que jamás podré decirle Héctor, siempre será sencillamente papá), él era la antítesis de ella. Pero así en su mundo se amaban (¿se amaban?).
En tal caso si no era; sabían simularlo muy bien. Habitaba tanta farsa en la familia…… (Quien sabe el por que) y yo era cómplice de todo eso. Tal vez por eso mi huída.
¿Y por que digo farsa?, para comenzar podría contar la historia de Humberto.
Si del tío un Humberto, para todos había fallecido de un maligno cáncer. Aunque todos sabíamos lo que padecía, tenía HIV (nunca me entere el por que, ¿sería por sus tantas noches de putas?, quien sabe). Todo era secreto de familia, y era algo que jamás debía ser debelado, como todo o casi todo.
Desde niño, viví en ese mundillo de mentiras, poblado de gente falsa. Siempre sentía que el único honrado era papá. En realidad creía que el era también victima de ese nefasto orbe, como yo.
Creo que mencioné muy poco a Víctor. En verdad no hay demasiado para decir de él, nunca logré tener una buena relación (aunque la familia pretendía lo contrario). Ahora, en este preciso momento se estruje mi mente al recordar la palabra con la que reconocía a Alicia cuando ella estaba conmigo: frígida. Odiaba tanto que digiera esa nefasta palabra. Y aún más odie, cuando supe que esa ¿frígida? estaba noviando con mi hermano (si, con aquel que nunca supo tratarla bien).
Alicia siempre fue importante en vida, ella significo la primera mujer con la que estuve y ame (el amor que sentía no lo volví a vivir jamás).
Y también formó parte de lo único alegre de mi despedida (curioso ahora lo veo con gran nitidez ese día). ¿Alegre?, ¿despedida?, ¿día?, ¿nitidez?
Tranquilos, comenzaremos por partes: por horas, minutos y segundos.
Antes que nada, tendré que aclarar un nombre (me resulta irritante y doloroso decirlo, no por el bambino; pobre, si no por sus padres: Joaquín). Sin demasiadas preguntas por favor; el es mi sobrino hijo lamentablemente de Alicia y Víctor. No lo conozco aún, salvo alguna foto de niño pero no en persona. Él tiene cuatro años. Nació a los meses de que yo este aquí .Tal vez sin saberlo; ¿ésta noticia también influyo en mi partida?
Ésta será la primera vez que cuento mi noche anterior a tomar el vuelo a Francia.
Yo estaba en casa, en una típica cena familiar escuchando y siendo partícipe del simulacro que significaba mi partida (los falsos llantos y demás), hasta que de repente decido huir a tomar aire fresco al río. Sin darme cuenta atrás mió también se escapaba Alicia. Al rato llego al río y allí me quedo contemplando la calma de la noche, la luz de las estrellas, mientras un cigarrillo desaparecía de mi boca. Habitaba tanta paz en ese lugar….y yo me encontraba tan feliz realizando mí despida solitariamente, en realidad no tan solitariamente: unos minutos más tarde una mujer alta y flaca se acerca a mi lado. Si, era Alicia. Estaba tan linda ese día….su pollera marcaba su cintura fina que solía tener.
En eso toma un cigarrillo sin decirme una sola palabra. No hacia falta, ella estaba tan triste como yo (quién sabe el por que).
-Alicia: Hay tanta falsedad aquí en tu familia, tanta como la mía. Tienes suerte de escaparte de este sitio.
Por unos segundos al escuchar esto pensé en decirle si quería irse conmigo. Pero no me anime. No se por que suponía que ella diría que no.
Sólo la mire fijamente, hasta que mi cuerpo y mi alma no toleraron estar allí. Bueno, su cuerpo y su alma tampoco. Nos volvimos a mirar (parecía como la primera vez que nos habíamos visto), nos abrazamos, lloramos. Hicimos que nuestros cuerpos fueran solo uno, volvió a existir el placer….
Con sólo pensar en ese instante mis manos se humedecen. Luego existió lo que todos ya conocen: mi partida, mi vida aquí en Francia. Los primeros días fantasee con ese encuentro. Hasta que se desvanecieron con la carta de mi hermano comunicándome que tendría un primogénito. Ese día mi llanto no cesó en todo el día….
En fin, no me resulta grato hablar del tema. Así que aquí le pongo punto final.
Mejor me voy a revisar el correo que me ha llegado hace apenas unas horas.
Seguro hay correspondencia de Buenos Aires: alguna estúpida carta navideña de mi familia.
Mientras lo chequeo, existe algo que me llama la atención y me impacienta: una carta de Alicia (desde los cuatro años que vivo aquí no me ha escrito demasiado), ¿será algo importante?, lo dudo: sólo se tratará de buenos augurios para las fiestas.
Haber…veremos que dice
¡Hola Ernesto! ¿Cómo te encuentras?, sabes que aquí se te extraña demasiado (o por lo menos yo te necesito en gran cantidad). Seguro te preguntarás el motivo de mi carta. Más allá de los buenos saludos para éstas fiestas venideras. El asunto es otro. Algo que no me deja dormitar por las noches, y podría decir que hasta me quita el aire. Junto a la carta enviada te mando una foto de Joaquín. Como te darás cuenta esta grande, hermoso: posee la sonrisa, timidez y los ojos azulinos tuyos. Si cada día que atraviesa se parece cada vez a su padre……..
¿Dije su padre? ¿Hace falta algún tipo de aclaración? Creo que no. Ésta angustia me estaba matando. Ahora ya lo sabes, perdón por dejar pasar estos cuatro miserables años. Nunca pude decirte absolutamente nada. Me despido esperando alguna respuesta tuya .Besos desde tu Argentina querida. Alicia

Y así cortante-como era ella- termino su carta. Disparó una granada sin ningún tipo de explicación. Y yo aquí solitariamente en Francia, pensando en que desde hace cuatro años tengo un bambino y que nunca lo supe. ¿Y ahora?
Ahora me espera las fiestas, pero en familia. Si aunque la deteste, alguien me necesita.
Y ese ser es el por que.
Que desde este instante tiene nombre: Joaquín.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Quien sabe el por que...

A veces medito el por que de estar aquí. El por que encontrarme con el crudo invierno que suele invadir mi soledad.
Pienso en papá (aunque la mayoría de las veces trate de evitarlo), y en mamá sumergida en la tristeza luego de mi partida .Aunque realizando una breve corrección se podría decir que el dolor que tenía su cuerpo no era mi viaje, claro como la mayoría de las cosas.
Raro (o tal vez no tanto, quién sabe el por que) nunca reflexiono sobre Víctor y muchísimo menos sobre Alicia. Es más; para ser exactos es la primera vez que suelo nombrarlos juntos (quién sabe el por que).
Hoy ya va ser cuatro años de mi partida, cuatro ¿ilustres? (no sabría definir si así lo fueron) de horas y meses vividos aquí en Francia. Tal vez ésta sea la causa de mi repentina memoria. Tengo tan presente el día de mi salida de Martínez, un lugar tan querido por mi….
Recuerdo que viaje un primero de diciembre en un vuelo por la mañana, justo un mes después de la ausencia de papá y de los tres meses del alejamiento de Alicia. Aunque en realidad Alicia se había apartado de mí mucho antes, obviamente jamás me percate en esto (quién sabe el por que).
Me fui con la furia contenida, el dolor que estremecía mi vientre. Con el llanto que se asomó apenas tome el vuelo. Y, tal vez lo más horroroso, la indeferencia de mamá y del ultrajante de Víctor.
Esa apatía que me acompaño desde la infancia, y que sólo se sanaba con un poco de papá. Pero claro, él ya no estaba allí para defenderme de ellos.
Para describirme a mi mismo, me podría calificar como un hombre estudioso, prolijo, de muy pocas palabras-a causa de mi excesiva timidez, la que también me generaba que ciertas veces me viera como un ser abominable, despreciable. Creo que nunca tuve una buena imagen de mí. Y si la tuve fueron los años con Alicia. Ella me veía como un hombre perfecto-idotas palabras que me solía decir, y que yo ingenuamente me las creía.
Alicia era una mujer alta, flaca, con un pelo fino como la seda. Su andar hacía paralizar la ciudad. Y su aroma se lograba sentir desde varias cuadras antes que llegara.
La conocí en una fiesta del colegio, en realidad la conocía de antes, pero nunca había logrado poder hablar con ella. Lo tengo tan registrado ese día, y a la vez tan borroso en mi mente (quién sabe el por que).
Bueno en realidad tengo tantas cosas de mi vida que por momentos se ven con una gran nitidez y por otros se muestran como fotos, en donde el enfoque no fue el mejor. Pienso, que mi infancia logra tener estas características, como las logras tener también Amanda (raro en mi o ¿no tan raro?, no puedo decirle madre, ya ahora sólo puedo decirle Amanda) y quién sabe el por que……
Continuara....