domingo, 27 de febrero de 2011

Capítulo I : "El misterio"


Esta sentada en su escritorio de todos los días mirando aquella foto, recordando el momento preciso de cuando fue tomada. Si, aquel invierno Europeo en donde todavía estaban Liliana y Alberto. Esas caras de felicidad ahondan aún más este momento.

La tristeza que atraviesa no la deja escapar y teme que nunca pueda salir de este infierno al que esta sometida. Piensa que no tendrá escapatoria, quién sabe… solo Dios tiene la respuesta ¿no? Deja de mirar por unos segundos la fotografía. Suena el teléfono.

-Hola-con vos de llanto prolongado- ya se que es una pregunta inútil pero me gustaría saber como estas. Yo no se en que estado estoy, o si, creo que todavía no capte la realidad. Tal vez no la quiera captar como le dije hoy a Gabriel.

-Yo ando suelta, mirando sin parar la foto de Europa. Mamá estaba tan contenta (hace un silencio muy prolongado).

-Todos estábamos contentos.

-Realiza un suspiro que parece eterno, un llanto que quiere asomarse y el teléfono con la voz de su hermana del otro lado. Lo se, bueno, Clarita me tengo que ir. Hablamos más tarde.

A Clara a veces le sorprende la frialdad de Victoria. No logra casi nunca decodificar sus estados de ánimos y ésta situación había sido uno de ellos.

Desde que Alberto apareció muerto todo era extraño y más en ella. Aunque pensándolo de mejor manera no a todos nos afecta de la misma forma.

Era un lunes lluvioso. Mañana gris por sobre Buenos Aires. Ella recoge sus cosas y va en busca del subte para llegar a la estación Bulnes. Siempre toma taxi pero hoy no sabe por que prefirió el metro. Llega, toca el timbre el timbre en el 3ºA como todos los lunes.

-Hola, pasa en un minuto estoy con vos

-Gracias, te espero.

- Bueno ahora si, contame, aunque ya se por donde viene la cosa. Leí La Nación y lógicamente me entere de todo. Él ve lo que tal vez muchos no puedan percibir su dolor en conjunto con la bronca y el desamparo por estar otra vez sola como fue cuando apenas tenía nueve años y su madre se había marchado.

- Si, diario de mierda, se creen que la muerte es como dar una noticia del tiempo. Igual era de esperar, nunca trataron de buena manera a mi papá y claro era uno de los rebeldes del campo.

- Él intuye que al no tener a nadie todavía para odiar precisamente, larga sus críticas al periódico, aunque también sabía que era certero lo que decía. Lo se Clara, suelen decir barbaridades, pero para mejor tuyo, debes no leerlas.

- ¿Y como hago? (con tono de fastidio) En todas partes esta “el atroz asesinato del hombre más prestigioso del campo”, y para mejor tengo una mina, que seguramente ni es abogada sino una simple periodista, analizando como fue la muerte de Garrido. No puedo estar aislada del mundo y más sabiendo que salgo de casa y tengo gente también, tontos periodista, que quieren tener la exclusiva con la hija del señor Alberto. ¿Podes creer que igual me llamaron del abominable diario?

- ¿Y que les contestaste?

-¿Antes de insultarlos o después?

-Conocía esas reacciones Clara siempre fue así de impulsiva y eso le gustaba. Ella no era una paciente más. Era LA paciente, y nunca supo definir bien el por que.

-No te preocupes no fue muy larga la conversación, les hable en malos términos, les dije que no me molestaran más y corte.

-Bien a tu manera….

- Me conoces Gabriel no vengo hace un mes acá…..Suena el teléfono y debe atenderlo. Se fija quién es y su cara se desfigura por completo. Le pide permiso para interrumpir algunos minutos de la sesión. Él acepta.

-Podes salir de aquí si es una charla privada.

-Esta bien, pero gracias, pero puedo hablar en este sitió no hay nada privado en esto. El llamado es atendido por Clara.

-Hola ¿alguna novedad? No me llames para tonterías que estoy bastante ocupada en este momento.

-Todavía no, necesito algunos papeles de tu papá que no tengo. ¿Puedo pasar por tu casa hoy a la noche?

-Si, a eso de las ocho.

Gabriel percibe que el llamado la inquieta aunque supone quién es, o esta casi seguro. La llamada termino.

-¿En que estábamos? Ah, era Manuel. Me esta ayudando con el tema de la muerte de papá. No digas nada de lo que pienses. Ya se que no es conveniente que mi ex este metido en este asunto. Pero bueno era el abogado de la familia, y conoce muchas cosas de mi progenitor.

-No pensaba decir nada tu cara lo dice todo.

-¿Qué dice?

- Que no confías en él como abogado, que lo tomaste para que te cuente los negocios que tenía tu papa que nunca vos supiste en forma clara y, por que sabes, que Manuel también estaba metida en la sucia política . ¿Me lo vas a negar?

- Odio cuando me decís la verdad. Es así, como abogado me pareció siempre un pánfilo. Todavía no entiendo como estaba trabajando con mi padre. Pero bueno, me conviene para este momento.

- Lo estas usando digamos….

-Suena fea esa palabra. Su ceño en la frente marca su enojo.

-Bueno, pongamos otra palabra. Aunque no se me ocurre en este preciso momento ninguna.

Gabriel capta el caparazón que Clara intento armarse: hacerse la fuerte tratando de llevar adelante un caso que no era uno más, sino nada más y nada menos que la muerte de Garrido. Aquel mismo que estuvo con ella cuando su madre falleció o que la llevaba al campo y la dejaba andar en su caballo preferido. El mismo que se reía junto a ella. Alberto era todo para Clara cuando Liliana partió. Lo que no sabía Gabriel era cuanto duraría en este caparazón.

Denota que aunque sea pronto debe terminar la sesión. Le propone que vuelva el jueves como lo solían hacer antes.

-Bueno terminamos por hoy. ¿Podes venir el jueves a las siete? Después vemos lo de los honorarios. Nunca supo por que con ella tenía ese trato. Tal vez los años de conocerla. Quién sabe….

-Me parece bien, vuelvo. Lo necesito y sabes que la plata no es mi problema.

Clara sale del consultorio un poco más relajada. Siente que se descargo allí con cosas que no puede decir delante de su hermana o de nadie, aunque la sesión esta vez duro poco y Gabriel no aporto demasiado, lo que dijo para ella era satisfactorio y mucho. Se quedo pensando en la palabra usar mientras tomaba el taxi para ir al estudio.

Cuando llega la espera la insípida de Amanda. Detesta a la empleada que ella misma contrato. Bueno, ella no, sino su hermana, Clara solo dijo que sí.

-Hola, le llego correspondencia para usted.

- A ver… si tonterías como siempre, para ¿y este sobre marrón sin remitente quién lo mando?

-No se. Estaba aquí cuando llegue tirado en la puerta del estudio.

Ella lo abre con desesperación. Intuía que allí no había cosas buenas para leer.

Y así era. Tenía unas pequeñas palabras escritas por no se quién a través de Word:

“quedate quitita donde estás sino la próxima te toca a vos”

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