sábado, 16 de febrero de 2008

La construcción de la memoria

Para los cultores de la versión más virulentamente antiperonista, el carácter libertador de la revolución de septiembre de 1955 distaba de ser sólo un metáfora. Jorge Luis Borges escribía al mes siguiente para la revista Sur: “Durante los años oprobio y de bobería, los métodos de propaganda comercial y de la littérature pour concierges fueron aplicados al gobierno de la República. Hubo así dos historias: una de índole criminal, hecha de cárceles, torturas, prostitución y robos, muertes e incendios; otra de carácter escénico, hecha de necedades y fábulas para el consumo de patanes”. El revés de esta percepción fue reflejado por Ernesto Sábato, quien recordaba haber seguido por radio desde una casa de Salta el desarrollo del levantamiento militar: mientras los dueños de la casa festejaban en el comedor, sus empleadas domésticas lagrimeaban silenciosamente en la cocina. Seguramente, esa misma impotencia rabia contenida era la que se advertía en las barriadas obreras. Tras estas imágenes contrapuestas que parecían delinear dos Argentinas, subyacían los problemas centrales que harían de la inestabilidad el atributo más perdurable de la política nacional en los años venideros.

Fuente: Sur Nº 237, año 1955: Ernesto Sábato. El otro rostro del peronismo. Carta abierta a Mario Amadeo, Buenos Aires, 1956. Af

1 comentario:

andcaif1 dijo...

Pasaré más a menudo por tu mundo, porque las distancias se agotan cuando los ideales yas pasiones envuelto en eso que llaman arte, unen corazones desolados y ajenos