sábado, 28 de marzo de 2009

Preguntas, silencios,gritos: amor

Levantarse, bañarse, desayunar, trabajar, volver a casa, cocinar, cenar y nuevamente a la cama. ¿Cuando nos dejamos de querer?, ¿Cuándo todo se convirtió en una espantosa, abominable rutina?, y lo que es peor aún ¿Por qué lo seguimos haciendo? ¿Quién nos obliga? ¿Será que sólo en el inconsciente o en otro espacio- que no tengo preciso en donde es- nos queremos y no nos damos cuenta? ¿Siempre yo quise a aquel hombre de ojos finos, manos largas, y de humor cambiante? ¿Y el me habrá querido a mi? o digo, ¿sentirá algo ahora en este preciso momento?, donde todo es silencio, donde nos separa unas pasta y un tinto. En la mesa somos dos. Pero parece que la cocina esta vacía. Nadie la habita. La casa esta vacía.
Seguramente, luego lavaré los platos. Iremos a la cama. Hasta tal vez hagamos el amor. Pero todo será tan ficticio. Tan irreal. Nos mentiremos con los abrazo, besos. Y será “un perfecto simulacro”.
Como suponía; estoy con los guantes en mis manos y la esponja con detergente. Miguel sigue sentado. Toma el tempranillo. Hay mutismo en el ambiente.
Hasta que de pronto de mis manos cae el plato. Y todo se transformo en un unísono grito.
Ambos lloramos, reímos. Y sin decir absolutamente nada yo deje de lavar la cocina. El dejo de tomar el vino. Y la cama fue nuestra, nuestros cuerpos fueron uno. Pero esta vez sin mentiras. Por que hoy si fue amor.

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