Amanda(o ¿mamá?), era una mujer altanera, que imponía respeto. Con un humor muy poco frecuente, o quizás casi rozando al negro. Nunca entendí el amor hacía papá (creo que jamás podré decirle Héctor, siempre será sencillamente papá), él era la antítesis de ella. Pero así en su mundo se amaban (¿se amaban?).
En tal caso si no era; sabían simularlo muy bien. Habitaba tanta farsa en la familia…… (Quien sabe el por que) y yo era cómplice de todo eso. Tal vez por eso mi huída.
¿Y por que digo farsa?, para comenzar podría contar la historia de Humberto.
Si del tío un Humberto, para todos había fallecido de un maligno cáncer. Aunque todos sabíamos lo que padecía, tenía HIV (nunca me entere el por que, ¿sería por sus tantas noches de putas?, quien sabe). Todo era secreto de familia, y era algo que jamás debía ser debelado, como todo o casi todo.
Desde niño, viví en ese mundillo de mentiras, poblado de gente falsa. Siempre sentía que el único honrado era papá. En realidad creía que el era también victima de ese nefasto orbe, como yo.
Creo que mencioné muy poco a Víctor. En verdad no hay demasiado para decir de él, nunca logré tener una buena relación (aunque la familia pretendía lo contrario). Ahora, en este preciso momento se estruje mi mente al recordar la palabra con la que reconocía a Alicia cuando ella estaba conmigo: frígida. Odiaba tanto que digiera esa nefasta palabra. Y aún más odie, cuando supe que esa ¿frígida? estaba noviando con mi hermano (si, con aquel que nunca supo tratarla bien).
Alicia siempre fue importante en vida, ella significo la primera mujer con la que estuve y ame (el amor que sentía no lo volví a vivir jamás).
Y también formó parte de lo único alegre de mi despedida (curioso ahora lo veo con gran nitidez ese día). ¿Alegre?, ¿despedida?, ¿día?, ¿nitidez?
Tranquilos, comenzaremos por partes: por horas, minutos y segundos.
Antes que nada, tendré que aclarar un nombre (me resulta irritante y doloroso decirlo, no por el bambino; pobre, si no por sus padres: Joaquín). Sin demasiadas preguntas por favor; el es mi sobrino hijo lamentablemente de Alicia y Víctor. No lo conozco aún, salvo alguna foto de niño pero no en persona. Él tiene cuatro años. Nació a los meses de que yo este aquí .Tal vez sin saberlo; ¿ésta noticia también influyo en mi partida?
Ésta será la primera vez que cuento mi noche anterior a tomar el vuelo a Francia.
Yo estaba en casa, en una típica cena familiar escuchando y siendo partícipe del simulacro que significaba mi partida (los falsos llantos y demás), hasta que de repente decido huir a tomar aire fresco al río. Sin darme cuenta atrás mió también se escapaba Alicia. Al rato llego al río y allí me quedo contemplando la calma de la noche, la luz de las estrellas, mientras un cigarrillo desaparecía de mi boca. Habitaba tanta paz en ese lugar….y yo me encontraba tan feliz realizando mí despida solitariamente, en realidad no tan solitariamente: unos minutos más tarde una mujer alta y flaca se acerca a mi lado. Si, era Alicia. Estaba tan linda ese día….su pollera marcaba su cintura fina que solía tener.
En eso toma un cigarrillo sin decirme una sola palabra. No hacia falta, ella estaba tan triste como yo (quién sabe el por que).
-Alicia: Hay tanta falsedad aquí en tu familia, tanta como la mía. Tienes suerte de escaparte de este sitio.
Por unos segundos al escuchar esto pensé en decirle si quería irse conmigo. Pero no me anime. No se por que suponía que ella diría que no.
Sólo la mire fijamente, hasta que mi cuerpo y mi alma no toleraron estar allí. Bueno, su cuerpo y su alma tampoco. Nos volvimos a mirar (parecía como la primera vez que nos habíamos visto), nos abrazamos, lloramos. Hicimos que nuestros cuerpos fueran solo uno, volvió a existir el placer….
Con sólo pensar en ese instante mis manos se humedecen. Luego existió lo que todos ya conocen: mi partida, mi vida aquí en Francia. Los primeros días fantasee con ese encuentro. Hasta que se desvanecieron con la carta de mi hermano comunicándome que tendría un primogénito. Ese día mi llanto no cesó en todo el día….
En fin, no me resulta grato hablar del tema. Así que aquí le pongo punto final.
Mejor me voy a revisar el correo que me ha llegado hace apenas unas horas.
Seguro hay correspondencia de Buenos Aires: alguna estúpida carta navideña de mi familia.
Mientras lo chequeo, existe algo que me llama la atención y me impacienta: una carta de Alicia (desde los cuatro años que vivo aquí no me ha escrito demasiado), ¿será algo importante?, lo dudo: sólo se tratará de buenos augurios para las fiestas.
Haber…veremos que dice
¡Hola Ernesto! ¿Cómo te encuentras?, sabes que aquí se te extraña demasiado (o por lo menos yo te necesito en gran cantidad). Seguro te preguntarás el motivo de mi carta. Más allá de los buenos saludos para éstas fiestas venideras. El asunto es otro. Algo que no me deja dormitar por las noches, y podría decir que hasta me quita el aire. Junto a la carta enviada te mando una foto de Joaquín. Como te darás cuenta esta grande, hermoso: posee la sonrisa, timidez y los ojos azulinos tuyos. Si cada día que atraviesa se parece cada vez a su padre……..
¿Dije su padre? ¿Hace falta algún tipo de aclaración? Creo que no. Ésta angustia me estaba matando. Ahora ya lo sabes, perdón por dejar pasar estos cuatro miserables años. Nunca pude decirte absolutamente nada. Me despido esperando alguna respuesta tuya .Besos desde tu Argentina querida. Alicia
Y así cortante-como era ella- termino su carta. Disparó una granada sin ningún tipo de explicación. Y yo aquí solitariamente en Francia, pensando en que desde hace cuatro años tengo un bambino y que nunca lo supe. ¿Y ahora?
Ahora me espera las fiestas, pero en familia. Si aunque la deteste, alguien me necesita.
Y ese ser es el por que.
Que desde este instante tiene nombre: Joaquín.
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