sábado, 30 de abril de 2011

Buen Viaje Maestro


Cuanto tenía catorce años, la profesora de literatura nos da para que leyéremos un pequeño libro, de un escritor llamado Sabato Ernesto.
Una vez llegada a casa, luego de recordar la lectura que debíamos realizar, pregunte si en nuestro hogar se encontraba “El túnel” aquel libro de no demasiadas páginas.
Así fue que me encontré con Juan Pablo Castel que era quién había matado a María Iribarne. Llegue a ellos y a ese mundo que mezclaba lo oscuro, las luces y sombras de los seres humanos.
Ese libro, no fue un libro más. Ahí me di cuenta, lo lindo que era la literatura para mí.
Paso el tiempo-no demasiado- y volqué en otros escrito de “Don Ernesto” hasta caer en “Sobre héroes y tumbas.” Nunca olvidaré a Martín ni Alejandra Vidal Olmos.
Tampoco desaparecerá de mi mente esta pregunta "¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato?”(“Informe sobre ciegos)
Luego, fue así que llegue a Abaddon el exterminador y más lecturas.
Las horas se fueron consumiendo lentamente y entre un rato de locura decidí armar un blog, el cual llevaría los nombres de dos libros escritos por él.
Nunca supe por que lo hice. Yo no escribo de gran manera-todo lo contrario- pero algo me impulsaba a realizarlo, sin saber por que. Me acuerdo, que mi primer escrito tenía un tinte a Martín y Alejandra. Sentía que tenía esas gotas que el refleja; la oscuridad de la persona, lo que no se conoce, la soledad.
Hoy me levante y me entere que aquel hombre que es el dueño de este espacio ya no estaba, que no había llegado hasta el 24 de junio para cumplir sus cien años.
Me generó una profunda tristeza. Uno sabía que esto podía llegar a suceder, pero siempre es duro caer en la realidad. Aún más cuando últimamente discutía por que en la famosa Feria del Libro, se preocupaban tanto por un escritor extranjero, olvidando a la gran pluma (más otras cosas) que teníamos en nuestro propio país.
Yo simplemente desde este humilde espacio, le digo gracias “Don Ernesto”, por usted comencé a leer. Siempre será el primero que recomendaré y, por sobre todo, seguirá siendo mi escritor favorito.
Le pido si disculpas por no escribir como corresponda y por no animarme nunca a entregarle una carta para que usted-como lo solía hacer- me la responda.
Para el resto de los anónimos que leen este habitáculo sientan orgullo de que en la vida existió un Ernesto Sabato, con una pluma insuperable al igual que su mentalidad, y un luchador de sus ideas inagotable.
Hasta pronto Maestro. Buen viaje.

Mal, escrito por Bet